Nombres, Nombretes
y Apodos
Camagüeyanos
Del blog Con Cuba en el corazón,
del Dr. Ramón Boza.
Otra historia mas de lo sucedido con las
generaciones nacidas después del Pacto del Zanjón y los nombres de pila
utilizados por sus progenitores. Mohínos, pero no cabizbajos, sino llenos de
orgullo patrio y esperando.
Al regresar a Puerto Príncipe ciertamente a las
familias le reintegraron casas, y algunas propiedades fueron devueltas pero
había tanto dolor y resentimiento con las muertes y la feroz represalia sufrida,
que el esperar se convirtió en un largo interregno de angustia y borrasca
interior por los próximos diecisiete años.
Como para subrayar la voluntad separatista, una
callada pero airada protesta fue la premeditada decisión de abandonar el uso de
nombres españoles al bautizar a los recién nacidos de familias camagüeyanas.
Todos a una, nuestros criollos literatos,
educados que eran (muchos en Francia, Estados Unidos, Filadelfia, Baltimore,
Barcelona, Madrid) cesaron de leer Literatura Española contemporánea y se
dedicaron a devorar con regusto los clásicos griegos y latinos. Era fácil
identificarse con el concepto de tragedia y pathos
que ellos mismo padecía.
Esta devoción por lo clásico, se debió en parte a
la literatura intelectual de Don Agustico Betancourt, un verdadero hombre del
Renacimiento, cultísimo y, previamente, por la impresión dejada por Giuseppe
Cerutti, un maestro italiano avecindado en Camagüey (de acuerdo con la historia
de Cuba de Márquez Sterling), que trajo consigo una cierta satisfacción
interior al comenzar a utilizar nombres en sus hijos y nietos como Ovidio, Temístocles,
Alcibíades, Augusto, Tácito, Aquiles, Diógenes, Erenio, Plinio, César,
Arquímedes, Arcadio, Orestes, Escipión, Homero, Minerva, Marco Aurelio, Apeles,
Arístides, Pericles, Sócrates, (en mi familia tenemos un Pompeyo y Coriolano).
También Magno, Ulises, Heráclito, Tertuliano,
Cicerón, Eneas y otros de este talante, con gran disgusto de alguno de los
apelados que sufrieron el pesado fardo de estos anacrónicos patronímicos.
Y pasamos a los apodos que pudiesen ser
individuales o familiares, siempre dentro de una connotación de íntimo afecto
que, cuando se usaba, todo el mundo sabía a quién se refería. (Aclaremos que
muchos de estos apodos contemporáneos son obtenidos de un artículo reciente del
mismo nombre por el RP Willy Pino en la Revista Enfoque de la Arquidiócesis de
Camaguey).
Por ejemplo: Tirito, Cuco, Burro, Salfuman,
Lengua linda, Ojos bellos, Mono, Vinagre, Cara'e Palo, Chorro'e plomo,
Fotocopia (si tiene un mellizo), Copetúa, Calabaza, Aguacatón, Fantomas,
Tamacún, Puntillita, Clavo de linea, Pitirre, Tula (por Gertrudis) Tabaquito,
Gallego, Los muchos (porque eran 11 hermanos), Cotorra y las cotorras (los
hijos de alguien que hablaba mucho), Piojito, Lengua Linda, Ratón seco,
Pastelito, Cuchifeo, Pantufla, Vinagre, Pata de Plancha, Colirio (una joven muy
bonita porque mejoraba la vista de solo mirarla), Cámara lenta, Diente frío,
Puente roto, Dando vueltas, Marcha atrás, Hormiga loca, Toñico, Chuchi, Chicha,
Yuya, Yeya, Chiqui, Papacito, Bebita (la mas joven de 16 hermanos), el Chino, Muerde
y huye (no pagaba sus deudas) Habichuela, Escobillón (alto y despeinado),
Sangandongo, Cabeza de zeppelín, To'junto (por no tener casi cuello), Medio
metro (por ser bajito), Conato de gente o Patato (por la misma razón), Camarón,
Peste al dedo, Cuarto'e pollo, Clavo'e linea, Remache, Quiquiro, Guatimba,
Cabeza'e queso, Pata 'e cabra, Nalga'e pulla (contribución de Modesto Burgos). Tambien
debemos recordar a los populares
personajes Bayoyo y Vertientes. [Y a Chimenea y a la Paloma Rabúa]
No solo hubo -y los hay-, apodos y sobrenombres a
las personas, sino también a las cosas, a todo, incluso describiendo medios de
locomoción en el Puerto Príncipe de ahora, donde los ómnibus checos Skoda, se
llaman Pepinos, las guaguas interprovinciales marca HINO, “Colmillo
blanco", y a las guaguas escolares que alivian pero no curan, “Aspirina”.
Los Camellos en la Habana, dicen que trasportes
mitad camión mitad guaguas y que suben montañas, “Guarandingas”. Toña la Negra son
los carros de policía y Cromato de plomo,
alguien que fuera muy denso. “Babita” , establecientos que venden buchitos de
café…
En estos litorales del desarraigo, tenemos los "pitos de auxilio" Royal
Castle- hambergeras que servían fritas por módicos precios a los exiliados
famélicos. Posteriormente nos avecindamos con otros exilios y nuevos postres y
conocimos los Pío V, Tres leche, gallo pinto, Versalles, Carretas, que reflejan
otra realidad mas fructífera: no mas blue
plate pero si "comida por libra". Y que decir del renacimiento por estos lares
nostágicos, del melao, gazeñigas, majarete, pirulí, chambelona, raspadura,
matajíbaro, crema de leche, mermelada de guayaba, coquitos acaramelados, turrón
de coco prieto, guarapo, dulce de leche, y otros deliciosos recuerdos de
exquisitas reminiscencias.
¿Recordáis
el tamalero manco que pregonaba “Tamaaaaless.. con picante y sin picante… pican
y no pican”?). ¿Y del botellero ciego que clamaba: “Botellero, me oyen o no me
quieren oir..?
Y ya que de palabras estamos, pudiéramos seguir
con otra terminología de origen africano (carabalíes, congos, mandingas,
bozales, lucumí, yorubas) y de otras fuentes que ahora mismo nos viene en gana.
Pero que continuaremos en otro día….
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