Calles y callejones de Camagüey:
San Fernando,
Bartolomé Masó
Marcos A. Tamames-Henderson
Su punto de partida está en la intercepción de
la calle de los Pobres y San Cipriano. En su trayectoria cierra el callejón de
Muñoz o de Corona, inicia San Francisco y San Diego; cierra los callejones de
Keyser y de Triana; cruza el de Tío Perico e intercepta a los de la Montera, de
Castellanos y de Fundición o del Huerto; corta a la calle de la Soledad, el
callejón de Jaime, las calles San Esteban y San Martín, y culmina en San
Juan.
¿Por qué
San Fernando? Los referentes para llamar así a esta calle pueden ser de
diferentes naturalezas. Geográficamente, existe en la provincia de Cádiz,
Andalucía, una ciudad que lleva este nombre y, para sorpresa nuestra, se
describe en Espasa-Calpe con una base económica de cultivos de cereales,
frutales y vid, además de ganado bovino y porcino; mientras arquitectónicamente
se destacan en ella las iglesias del Carmen, de San Francisco y el convento de
Carmelitas Descalzas. ¿Procedían de ese territorio algunas de las familias que
se avecinan en esta calle?
Por su
lado, también resulta probable la advocación a san Fernando, basta acotar que
entre la primera mitad del XVIII e inicios del XIX tienen propiedad en esta
calle siete presbíteros: don Francisco Keyser, don José Antonio Suárez, don
Marcos Iraola, don Melchor Valera, don Bartolomé Paulino López y don José María
Cabrera.
La
modernización del nombre de la calle tiene como pretexto el aniversario de la
instauración de la República en 1911. En conmemoración al 20 de Mayo el
concejal Armando Labrada Cantos propone en la sesión del Ayuntamiento del 11 de
abril cambiar el nombre a San Fernando para rendir con ello homenaje a
Bartolomé Masó. La aprobación, que requirió suprimir el acuerdo que prohibía la
modificación de nombres de las calles, emitido el año anterior a propuesta del
padre Gonfaus, se confirmó el día 18 “por haber sido Masó el presidente de la
República cubana en la guerra de Independencia”.
A partir
de 1911 se recordaba en San Fernando a Bartolomé Masó Márquez (Manzanillo,
1830-1907). Mayor general nacido en una finca próxima a Yara, quien ingresó en
1867 a la comisión ejecutiva de la Junta Revolucionaria de Manzanillo y se
encontraba entre los participantes en la reunión preparatoria de la guerra en
el ingenio Rosario el 6 de octubre de 1868. Participó en el alzamiento de La
Demajagua junto a Carlos Manuel de Céspedes.
De los
vínculos con el Camagüey y su patriciado, la biografía revela su respaldo a
Salvador Cisneros ante la sedición de Laguna de Varona el 26 de abril de 1875.
El manzanillero lo acompañó a ese campamento para instar a los sublevados a
deponer su actitud.
Por otra
parte, en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú el 13 de septiembre de 1895 lo
eligieron vicepresidente de la República en Armas, aunque renunció para
continuar ejerciendo el mando de las tropas, y en la de la Yaya, el 10 de
octubre de 1897, fue electo presidente y tomó el cargo el día 30.
Otros
rasgos, de marcada connotación en la historia de Cuba, que distinguieron la
vida de Bartolomé Masó serían su rechazo al Pacto del Zanjón el 10 de Febrero
de 1878. Estuvo en el combate de Dos Ríos, donde cayó José Martí el 19 de mayo
de 1895, y en la consigna “independencia o muerte” que acentuara en el
Manifiesto de Sebastopol el 24 de Febrero de 1898. Juárez Cano cerraría su
biografía citándole: “Queremos la independencia para todos”.
A pesar
del reconocimiento a Masó, el Directorio Social de 1916
mantenía el nombre San Fernando para ubicar la herrería “Los dos hermanos”, de
Fernando de Lara; la tienda de víveres “La Feliz”, de Damián Monjo y la mixta “El
Llavín”, de Ventura Rodríguez; postura que seguiría el Directorio
Social de Camagüey en 1960 en relación con la Farmacia Ginferrer al
citarla en “Estrada Palma y San Fernando”.
“San
Fernando” pertenece íntegramente al Centro Histórico y las cuadras delimitadas
por el callejón de Keyser y la calle de los Pobres están contempladas dentro
del área Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Marcos Antonio Tamames-Henderson
(Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia
del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007).
Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus
libros De la Plaza de Armas al
Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da
ed. 2003); Tras las huellas del
patrimonio (2004); La
ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009)
y La cofradía de los signos
urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002),
Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo
Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005),
Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge
Enrique Mendoza (2004), entre otros.