8 de diciembre de 2015

La Nochebuena Chiquita

 

La Nochebuena Chiquita
Ana Dolores García

Desde niña oía hablar en Camagüey sobre la tradición de “la nochebuena chiquita” que, según personas muy mayores me contaban, se celebraba cada 8 de diciembre con una tradicional comida criolla en la que no podían faltar los dulces caseros, particularmente los buñuelos.

La tradición fue perdiéndose al extremo que, comentando sobre ella con otras personas cubanas e incluso camagüeyanas, no tenían ni la más remota idea de ello. Sin embargo, aunque se dice que Camagüey fue una de las ciudades de Cuba donde más arraigada estuvo esa costumbre -o por lo menos en donde perduró por más tiempo-, la “nochebuena chiquita” también se celebraba en otras ciudades cubanas. Entre ellas fueron muy afamadas y populares las de Bejucal, animadas por sus "alegres y bullangueras charangas”.

No solamente en Cuba, sino en otros lugares de Hispanoamérica, especialmente la América Central, todavía se celebra tradicionalmente la fecha. Tal vez la festividad más conocida sea la que se desarrolla en Campeche, México, donde además de las actividades religiosas se culmina el día alrededor de la mesa familiar para degustar las golosinas típicas de la época, y a la vez se comienzan a preparar los belenes o nacimientos.

Casi como decir: esta “nochebuena chiquita” es el inicio de los festejos navideños. Es de suponer que, como otras muchas festividades que datan de la época colonial, la celebración de la “nochebuena chiquita” tenga un origen religioso ya que se trata de la festividad de la Inmaculada Concepción de María. En ese sentido, Roberto Méndez Martínez, nos dice en:


"al narrar la historia del templo de la Soledad en Camagüey, que en el siglo XIX la devoción a la Inmaculada Concepción, -el 8 de diciembre-, era de tanta fuerza en Puerto Príncipe, que después de las celebraciones religiosas las familias realizaban una cena familiar conocida como “la nochebuena chiquita”.

Narra también otro dato curioso sobre los actos de ese día en el viejo templo camagüeyano: “esa tarde, después de las celebraciones en el templo, partía de allí (la iglesia de La Soledad) una singular procesión compuesta sólo por muchachas solteras, vestidas de blanco y con mantilla del mismo color que llevaban a la cintura una banda azul celeste –color del manto de la Inmaculada– y que popularmente se le dio en llamar a este cortejo “la procesión de las puras”.

Es cierto que desde muy temprano en el siglo XX las familias camagüeyanas fueron perdiendo la costumbre de celebrar “una nochebuena chiquita” el 8 de diciembre. Pero, ¿podremos decir por ello que los cubanos del exilio, especialmente los que viven en EEUU, ya no tenemos “nochebuenas chiquitas”?

¿Qué son si no, todas esas cenas en las que participamos durante el mes de diciembre… en el trabajo, con los amigos, con la familia, de modo que cuando llega la fecha del 24 ya hemos claudicado de todas las dietas a las que habíamos sido tan fieles después del verano..?

¿Podríamos decir que en estas tierras de Estados Unidos, la celebración del “Thanksgiving” ha ocupado el lugar tradicional de nuestra remota “nochebuena chiquita”? Desde ese cuarto jueves de noviembre (que no lo festejamos precisamente con una cena muy “chiquita”), y hasta nuestra cena del 24, con el lechoncito asado, el fricasé de guanajo con arroz blanco, la lechuga y los tomates, la yuca y el casabe, los turrones y los buñuelos… ¿Cuántas “nochebuenas chiquitas” no habremos disfrutado..?
Ana Dolores García ©Copyright 2005