1 de marzo de 2018

LOS INICIOS DEL CUERPO DE BOMBEROS DE CAMAGÜEY

Antigua calle Mayor


Los inicios del
Cuerpo de Bomberos de Camagüey

Ana Dolores García

Camagüey tuvo su primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios en el año 1866, gracias a la gestión y apoyo de Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía, y de un grupo de  decididos camagüeyanos. El propio Marqués, una de las personas mas acaudaladas del Puerto Príncipe, a mas de su siempre manifiesta preocupación por contribuir a toda causa en beneficio y progreso de la ciudad, sufragó  los gastos de la constitución del necesario organismo. El sencillo y pequeño “cuartel” de bomberos quedó ubicado en la calle Mayor, (actual Cisneros) contiguo al local que ocupaba el Cabildo Municipal.   

Nos cuenta Juan Torres Lasquetti en su “Colección de Datos Históricos-Geográficos y Estadísticos del Puerto Príncipe y su Jurisdicción” que al comienzo de 1867 ya el cuerpo contaba con dos Compañías de Bomberos Municipales, al mando de las cuales era comandante el propio Marqués quien también dotó  al Cuerpo de Bomberos con un carro bomba de tracción animal, al que se le dio el nombre de Santa Lucía. Lamentablemente pronto hubo ocasión de hacer uso de ella y de la actuación de los bomberos, pues en el mes de marzo de ese año se sucedieron varios incendios, «mereciendo del Gobernador Ginovés Espinar las mas lisonjeras alabanzas por lo satisfecho que estaba de la prontitud con que todos los individuos del cuerpo, desde el Señor Comandante  hasta el último subalterno, habían trabajado personalmente de una manera digna»

Al siguiente año, 1868, el Cuerpo de Bomberos fue trasladado a otro local mas amplio, situado en la actual calle Enrique Villuendas, otrora calle del Santo Rosario, entre el callejón de Francisquito y la calle del Progreso.

También se cuenta que por entonces se alertaba de los incendios  a la población con el toque de las campanas de las iglesias o con estruendosas sirenas, señales a las que respondían los principeños dirigiéndose al propio cuartel de bomberos para observar con curiosidad como éstos se organizaban y salían con su flamante bomba “Santa Lucia” a sofocar el fuego.