Calles
camagüeyanas
Por Miguel A. Rivas
Agüero
De las calles de
Camagüey han sido publicadas distintas relaciones, pero la más completa y
manuable ha sido la que en su “Directorio Profesional y Comercial” publicaba
Rolando Nieves Casas, quien en diciembre de 1958 editó el número dieciséis correspondiente
al año 1958-1959 y último de los publicados.
En el citado
“Directorio” a más de la relación de las calles por orden alfabético de nombres
propios, se detallaban las calles comprendidas en cada Barrio de la ciudad y en
ambos casos se seguía el orden de los nombres antiguos y no de los modernos.
Nosotros no nos
proponemos hacer una relación de las calles camagüeyanas, sino dar a conocer el
origen de sus nombres en todos los casos en que nos sea dable hacerlo. Ahora
bien, al indicarlas, lo haremos por el apellido de la persona cuyo nombre lleva
la calle, por estimar más razonable el índice por apellidos que por nombres
propios, costumbre esta última que sólo era empleada en los libros
sacramentales de las iglesias y hasta mediado el siglo XIX.
Desde luego, el orden
alfabético que seguiremos será el correspondiente a los nombres modernos de las
calles con la pertinente referencia al o a los nombres anteriores que tuvieron.
Es de sobra conocido
que como norma general en toda la isla se designaron las calles de las
poblaciones con nombres de santos católicos. Esa norma no tuvo variación hasta
que, ya constituida la República, se cambiaron muchos de los nombres de santos
por los de patriotas y personalidades cubanas.
En Camagüey, la mayor
parte de los cambios de nombre fueron hechos en el primer cuarto del (siglo XX), pero la costumbre hace que todavía
se mencionen muchas calles por sus nombres antiguos y no por los actuales, no
obstante que desde 1939 estén fijados en tarja de hierro fundido dichos nombres
modernos y retiradas las antiguas.
En aquellos casos en
que el origen de nombre de una calle lo tomemos de los que dio Torres
Lasquetti, añadiremos a la explicación entre paréntesis: (TL). En todos los
demás casos la información procede de nuestro archivo particular o de las Actas
Capitulares del Ayuntamiento camagüeyano.
En la prensa local del
primer tercio del siglo XIX se observa una curiosa costumbre que hoy se nos
antoja extravagante, o sea, el omitir el nombre de la calle, casi por norma, en
los anuncios de comercios que prueban lo antes dicho:
- “En la pulpería que está frente a la Sacristía de
la Parroquia Mayor, en la casa que habita el señor Oidor Agustín Gómez
Ochagavia, se vende vino de la Coruña”.
- “Deséase vender la casa que fue de Don Pedro Nolasco
Gallardo frente a Ramona, la florera”.
- “Un hermoso surtido de abanicos, por docenas y
menudeo, se halla de venta en la tienda opuesta a la herrería de Colón, detrás
del Carmen”.
- “En la zapatería que está frente a la casa del Ldo.
Don Juan Porro, se venden canarios, seis machos y cinco hembras, a veinte reales
cada uno comprándolos todos”.
En otros casos, para no
mencionar la calle por su verdadero nombre, se hacía en forma implícita y se
decía “la calle que va por la espalda de Santa Ana para El Cristo”; “la calle
que del costado de la Merced conduce a la espalda de la Parroquia Mayor”; “la
calle que saliendo de la iglesia de Nuestro Señor San Francisco pasa por la
Soledad”, “la calle que saliendo de la puerta del perdón de la iglesia de la
Merced va a la Parroquia Mayor”, o “la calle que va al Pozo de Gracia”.
Realmente no nos
explicamos estos eufemismos considerando lo sencillo y claro que hubiera sido
mencionar las calles de San Ildefonso (Bembeta), “Candelaria”
(Independencia), “San Juan” (Avellaneda), “Mayor” (Cisneros), y “San Diego”
(Martí), respectivamente en los casos mencionados.
Nuestras calles, además
de estrechas y “curvilíneas” tienen algunas peculiaridades que, para
muchos, pasan desapercibidas. Hay, por
ejemplo, calles que en una acera tienen un nombre y en la opuesta otro; calles que siendo una sola tienen dos
nombres; calles que siendo dos en realidad tienen un solo nombre, y calles que
resultan paralelas y a la vez transversales a otras. Y, para que haya de todo,
tenemos una calle que empieza y termina en dos paralelas.
Antes que el pío lector
vaya a pensar que las peculiaridades mencionadas son invención nuestra, vamos a
aportar las pruebas correspondientes. La calle “Avellaneda” es la que más
peculiaridades ofrece, pues desde que nace en la de “Martí” ya presenta la
primera al tener, seguidamente de la casa número once, la número uno de la
calle “General Gómez” que allí se inicia, situación que, desde luego, estimamos
correcta.
La segunda peculiaridad
es que dicha calle “Avellaneda” termina, por su acera derecha, al salir a ella
la de “Bartolomé Masó”, ya que desde esa punta de diamante la acera citada
sigue con la numeración propia de esa última, situación que se rompe al salir a
“Avellaneda” la calle “Padre Olallo”, continuando ésta con su propia
numeración. Tenemos pues la calle “Avellaneda” con su numeración propia hasta
que se le une “Bartolomé Masó”, y de allí hasta “Van horne” sólo con numeración
en la acera izquierda, es decir, la acera izquierda es “Avellaneda” y la acera
derecha es “Bartolomé Masó” o “Padre Olallo” que también se les une.
Además, ocurre con
Avellaneda el único caso que conocemos de una calle que en lugar de crecer por
alguno de sus extremos, resulta que pierde parte de su primitiva longitud, pues
ha principio del siglo XX terminaba en “Ignacio Sánchez” (Gral. Chicho Valdés),
y cuando se construyó el primitivo andén de la estación del Ferrocarril de Cuba
fue cortada la calle, quedando parte de su última cuadra del otro lado de la estación
y vías férreas. Esa cuadra hoy carece de nombre
y de casas que den frente a la misma pues sólo la forman fondos de otras
casas. Finalmente, es “Avellaneda” la calle que tiene más plazoletas, pues son
cuatro.
Prácticamente, las
calles “Maceo” y “Torres Lasquetti” forman una sola calle, sin embargo se le
adjudicó el primer nombre a la parte Norte, y el segundo a la parte Sur a
partir de la plazoleta de “Paula” (Maceo) desde que respectivamente se llamaban
“Comercio” y “San Pablo”. No obstante, primitivamente “Comercio” era el nombre de toda la calle, es
decir, desde la plazoleta de la “Soledad” hasta la del “Puente”, según consta
en el Plano de la ciudad de 1822.
En cambio, hay varias
calles que, pudiendo y debiendo tener
dos nombres, sólo tienen uno. La calle “Cuba” desde la Carretera Central Este
hasta “Domingo Puente” tiene y debe conservar ese nombre, pues era el antiguo
camino que conducía a la provincia de Oriente, luego convertido en carretera y
ahora en calle. Pero de “Domingo Puente” a “Carretera Central Oeste” debía
tener otro nombre, pues en la intersección de Domingo Puente está separada por
no menos de quince metros, es decir, se corta la continuidad de la calle y un
tramo queda a quince metros fuera de la dirección del otro.
Aunque en menor
diferencia, igual ocurre con “República” que, en “Antonio Luaces” se desvía
unos cinco metros formando otra calle que antiguamente era conocida como “Ticunucú”
y termina en la plazoleta del Puente. A
la inversa tenemos a “Antonio Luaces” y “Cristo” que apenas se separan tres
metros una de otra y sin embargo tienen dos nombres, si bien en 1822 toda la
calle, desde la plaza de “San Francisco” a la del “Cristo” tenía el nombre de “San
Francisco”.
En el caso de calles
paralelas y a la vez transversales, tenemos que ello ocurre con “Enrique José”
(San Ramón) que es paralela en su inicio a “Gral. M. Gómez” (Santa Ana) y
también la cruza. Asimismo “Padre Olallo” (Pobres) cruza a República (Reina) en
su principio y es paralela en su final.
Y finalmente tenemos la
calle “Bartolomé Masó”, que empieza en “Padre Olallo” y Termina en “Avellaneda”,
es decir, esta calle desde su principio hasta su fin es paralela a las dos
entre las que está ubicada y entre las que comienza y termina.
Hay desde luego otras
calles que tienen algunas de las particularidades mencionadas pero pensamos que las detalladas son suficientes ejemplos.
Reproducido del folleto
“Camagüey y sus calles” editado por la Dra. María A. Crespí en 1984.
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