El nuevo
Arzobispo de Camagüey
El papa
Francisco acaba de nombrar Arzobispo de Camagüey, Cuba, con fecha 6 de
diciembre de 2016, a Monseñor Wilfredo Pino Estévez, quien hasta ahora era obispo titular de la diócesis de
Guantánamo-Baracoa.
Nacido en el municipio cubano de Camagüey,
(1950), Mons. Pino estudió en el Colegio Seminario San Basilio Magno de
Santiago de Cuba y después en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio en La
Habana. Finalmente fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1975, para su natal
Arquidiócesis de Camagüey, por el entonces obispo Mons. Adolfo Rodríguez
Herrera.
Inició su ministerio pastoral como Vicario
parroquial de Nuevitas. De 1980 a 1994 ocupó diversos cargos como Ecónomo de la
Parroquia de Florida, Director Nacional de la Pontíficia Obra Misionera durante
dos mandatos consecutivos, Párroco de Santa Cruz del Sur y de la Iglesia de La
Merced en la ciudad de Camagüey y Rector de la Casa Diocesana, consultor
diocesano y responsable del Comité Diocesano de Coordinación para la visita del
Papa Juan Pablo II, de la formación del clero y de la pastoral de adolescentes.
Ha sido además por varios años director del
Boletín Diocesano, donde publicaba sus reflexiones sobre temas cotidianos de
interés humano durante su época como sacerdote diocesano de Camagüey.
Desde el 13 de diciembre de 2006, tras haber sido
nombrado por el Papa Benedicto XVI, pasó a ser Obispo de la Diócesis de
Guantánamo-Baracoa. Recibió la consagración episcopal en enero de 2007.
Monseñor Pino encabezó la ayuda espiritual y
material de la Iglesia a los damnificados en la provincia de Guantánamo por el
reciente huracán Matthew.
A través de carreteras y caminos destruidos o
anegados, Monseñor Pino recorrió al día siguiente del paso del huracán las zonas
afectadas en su diócesis. «Nos dedicamos a levantarle el alma a la gente. A
escucharles contar lo vivido y escuchar de sus labios el agradecimiento a Dios
por estar vivos, que es lo más importante porque lo material se arregla», escribió.
Luego encabezó la ayuda de la Iglesia a los
damnificados a través de su organización caritativa Caritas. Entrevistado por Martí Noticias, dijo que,
«ante el dantesco panorama que ha dejado el huracán, se necesitan alimentos de
primera necesidad para socorrer a la población», señalando que «afortunadamente
no hay muertos, pero los golpes son duros».
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