25 de agosto de 2021

JOAQUÍN DE AGÚERO Y AGÚERO.

 Joaquín de Agüero y Agüero.


Frank de Varona.



 Diez y siete años antes del Grito de Yara ya había comenzado la lucha por la independencia de Cuba en los montes de Camagüey. El patriota culto y rico que fue líder de esta insurrección y que dio su vida por la libertad de Cuba fue Joaquín de Agüero y Agüero. Nació este prócer el 15 de noviembre de 1816 y fueron sus padres Miguel Antonio de Agüero y Luisa Agüero. Su padre era un rico hacendado y provenía de una familia de mucho abolengo. 

 Joaquín de Agüero estudió primero en Puerto Príncipe y después en la Habana donde obtuvo el título de Bachiller de Leyes. No pudo ejercer como abogado al enfermarse su padre y tener que regresar a Puerto Príncipe para hacerse cargo de las fincas y negocios de la familia. 

 En su ciudad natal contrajo matrimonio con su prima hermana Ana Josefa Agüero Perdomo. Fue muy feliz en su matrimonio y tuvieron tres hijos. Poco después de contraer matrimonio murieron sus padres. Joaquín de Agüero heredó una gran fortuna y ocho esclavos. Inmediatamente les dio la libertad a los esclavos enemistándose con las autoridades españolas que querían mantener la esclavitud en Cuba. 

 En 1842 Agüero fundó una escuela gratuita en Guáimaro para niños pobres. La mayoría de estos niños eran hijos de los esclavos que él había liberado. Por este noble gesto la Sociedad Económica de Amigos del País nombró a Agüero socio honorario. 

 Con un grupo de patriotas camagüeyanos, Agüero fundó y se convirtió en líder de la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe. Los miembros de esta sociedad comenzaron a conspirar contra el gobierno español que oprimía a los cubanos. Adquirieron una imprenta e inundaron de panfletos revolucionarios toda la provincia. Las camagüeyanas apoyaron a sus esposos y familiares y donaron sus ricas joyas de oro y piedras preciosas para recaudar fondos para la revolución. 

 El 3 de mayo de 1851 el gobernador de Puerto Príncipe Lemery dio la orden de arresto de los 12 principales organizadores de la insurrección. Casi todos fueron hechos prisioneros y enviados presos a España. Joaquín de Agüero decidió alzarse en la manigua y cuando se despidió de su esposa Ana Josefa ésta lo abrazó diciéndole “Ve, cumple con tu deber, y que cuando vuelva a abrazarte seas un hombre libre”. 

 Con unos 44 hombres Agüero lanzó su grito de independencia en la loma de San Carlos en la finca San Francisco de Jucaral partido de Cascorro. Agüero les habló a sus soldados diciendo “Este es el momento más grande de mi vida y sólo se puede comparar con el día en que di libertad a mis esclavos”. Agüero decidió atacar a Tunas, pero ni él ni sus hombres, tenían experiencia militar. Al atacar a Tunas en la oscuridad de la noche los patriotas, sin reconocerse, pelearon entre sí. Mientras Agüero y sus hombres eran perseguidos por los españoles su esposa Ana Josefa y otras mujeres camagüeyanas preparaban vendas para los heridos y la bandera que debía enarbolar Joaquín de Agüero. A ella se debe la gloria de quizás haber sido la diseñadora de la primera bandera de la estrella solitaria que se hizo en nuestra patria. Ana Josefa, quien siempre apoyó la independencia de Cuba, escribió una carta a su esposo el 30 de junio de 1851. Entre otras cosas decía “Mi bien, mi soldado, me parece que ninguna ofrenda puedo hacerle más grata ni más oportuna que la bandera de nuestra patria, así es con placer indecible la proyecté y la trabajé ayer”. 

 Un traidor entregó a Agüero y sus soldados a los españoles. Después de su captura fueron torturados mientras los llevaban a Puerto Príncipe y encerrados en el calabozo del cuartel de la Vigía, hoy Hotel Camagüey. 

 

 El verdugo que hacía funcionar el garrote fue envenenado por un camagüeyano y arrojado a la plazLos prisioneros fueron sometidos a un consejo de guerra y condenados al garrote. La sociedad camagüeyana acudió ante el gobernador a interceder por los prisioneros pero sus súplicas fueron ignoradas.a mayor. Entonces los españoles decidieron fusilar a Joaquín de Agüero y a tres de sus compañeros, Tomás Betancourt, Fernando de Zayas y Miguel Benavides. A las seis de la mañana del 12 de agosto de 1851 en la Sabana de Méndez fueron fusilados estos cuatro patriotas camagüeyanos. Fernando de Zayas antes de ser fusilado les gritó a los camagüeyanos que presenciaban la ejecución “Pueblo de Camagüey muero por la libertad de Cuba”.

 Toda la ciudad de Camagüey guardó luto. Las principales familias se fueron al campo y las camagüeyanas se cortaron el cabello en señal de protesta. Después circuló una cuarteta que decía:

 

"Aquella camagüeyana 

que no se cortase el pelo,

no es digna que en nuestro suelo

la miremos como hermana".

 Después del fusilamiento de Joaquín de Agüero y los otros tres patriotas sus bienes fueron confiscados por el gobierno de España. Ana Josefa con sus hijos se exilió en Nueva York y allí siguió luchando por la libertad de Cuba. Ana Josefa repetía la frase de su esposo en la víspera de su fusilamiento, “Y ese pueblo ¿Qué hace?” Ana Josefa murió en esa ciudad el 25 de diciembre de 1868 poco después del comienzo de la Guerra de los Diez Años.

 El insigne patriota Joaquín de Agüero y Agüero ha sido honrado con una plaza y un obelisco en el lugar donde fue fusilado. Una calle y un colegio en Camagüey llevan su nombre y la República de Cuba creó un sello aéreo de 12 centavos en su honor. Este patriota camagüeyano fue uno de los primeros en entregar su vida por la independencia de Cuba.

 

 


16 de junio de 2021

PROCESIONES DEL CORPUS CHRISTI EN CAMAGÜEY

 



Procesiones del Corpus Christi

en Camagüey

desde los tiempos del antiguo

Puerto Príncipe

 

La procesión en honor a la Sangre y el Cuerpo de Cristo es la más antigua en la región de Puerto Príncipe según publicaciones de la época, y data de la fundación de la villa en su ubicación entre los ríos Tínima y Hatibonico, o sea desde 1512. [1]  

Según los archivos del Arzobispado de Camagüey, el 20 de junio de 1862 salió la procesión a las 8 de la noche del Convento Nuestra Señora de la Merced y recorrió la Calle Mayor, hoy Cisneros, hasta San Francisco, hoy Luaces, dando la vuelta por detrás de la Iglesia mayor (Santa Iglesia Catedral), regresando al Convento de donde salió por la calle Candelaria, hoy Independencia.

Esta procesión se realizó ininterrumpidamente hasta el año 1961, año en que el gobierno revolucionario implantó restricciones en contra de las prácticas de la fe en nuestro país.

Transcurridos cuarenta y cuatro años después, el 14 de junio de 2005 se otorgaron los permisos necesarios para que la procesión con Jesús Sacramentado recorriera de nuevo las calles de Camagüey. Se llevó a cabo en horas de la tarde con la presencia del arzobispo, sacerdotes, diáconos, religiosas y fieles, y amenizada por cantos y la Banda de Música Provincial.


 



Procesión del Corpus Christi en 2018

En el año 2018, Monseñor Juan García –por aquel entonces arzobispo camagüeyano-, tuvo a bien cambiar el recorrido que se realizaba en el pasado, para así favorecer la bendición con el Santísimo a los vecinos del centro de la ciudad. La procesión saló entonces de la iglesia de Santa Ana y recorrió las calles Carmen, Honda y Hermanos Agüero hasta llegar a la capilla del Carmen.

Desde entonces se hicieron cinco paradas para elevar plegarias y oraciones al Santísimo Sacramento en favor de los débiles, los pobres, los enfermos, los presos y las familias en dificultades, además de dar una bendición a los presentes y habitantes de estas calles.

 Al llegar a la última parada frente a la iglesia del Carmen, con la Plaza llena de fieles y curiosos se proclamaba el Evangelio repitiendo las palabras de Cristo a los Apóstoles que instituían el sacramento de la Eucaristía. Por último,     el arzobispo se dirigía  al pueblo y daba a todos una bendición sacramental. Muchas personas enfermas, encamadas o en sillas de rueda, se sacaban a la calle para recibir esta bendición tan especial.

Esta procesión con el Santísimo se continuó realizando  hasta el año 2019, ya que en estos dos últimos, 2020 y 2021, la pandemia del Covid.19 ha impedido la aglomeración de personas para evitar el contagio.

Recuerdo que en el año 2005 estábamos siendo azotados por una gran sequía, con los ríos en el mínimo nivel de agua y los embalses casi vacíos; estábamos rezando para que lloviera desde hacía varios meses y Dios, ese día de Corpus, nos derramó su bendición con un torrencial aguacero que nos empapó a todos.

 También recuerdo la tenacidad y fortaleza de Mons. Juan García, llevando la custodia con el Cuerpo de Cristo por las calles a pesar de la lluvia y de  lo pesado de esta Custodia de metal precioso.

Dios permita que después de la pandemia se pueda continuar realizando esta procesión de tan hondo sentido y significado religioso y espiritual.

 [1] Beltrán Puig, Teresa de la Caridad: “Apuntes sobre procesiones”. Memorias del VII Evento Nacional de Historia: Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana.

      Reproducido de la página web de la Arquidiócesis de Camagüey.

 

 

1 de junio de 2021

EL MUSEO QUINTA SIMONI DE CAMAGÜEY

 


Museo Quinta Simoni en Camagüey. Casa construida en 1848, por el doctor José Ramón Simoni Ricardo en su Quinta Tínima. Es la única mansión suburbana de Camagüey que sobrevive con sus características de época. De estilo neoclásico. Fue testigo de uno de los más grandes amores de su época: Amalia Simoni e Ignacio Agramonte.

 

MUSEO  QUINTA  SIMONI

EN  CAMAGÜEY

 

Ziomara Lamelas

 

Historia

Justo a las puertas de la ciudad señorea desde 1848, la más imponente mansión del Puerto Príncipe del siglo XIX, admirada desde entonces por el gusto refinado de su construcción y la valía de quienes la habitaban.

El Dr. Simoni presto siempre a acudir en ayuda de los necesitados y de su propia familia, supo consolidar junto a su dedicada esposa Doña Manuela Argilagos la armonía familiar que propició la magnífica educación de la que gozaron sus descendientes.

 Hacia los finales del año 1848, en áreas periféricas de la antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe –actual ciudad de Camagüey- fue levantada una edificación de acuerdo con las indicaciones del acaudalado doctor Ramón Simoni, uno de los más devotos y respetados hijos del territorio. La Casa Quinta fue llamada "Tínima", por atravesar el río con ese nombre, una sección del terreno.

 Amalia Margarita Simoni Argilagos, la primogénita de esta feliz unión pasaría a ser años más tarde, la esposa del admirado Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz. Fue precisamente esta vetusta casona testigo de los sueños forjados por el ansia de la libertad y de la felicidad que acompañaría a la joven pareja hasta el lamentable final de su unión.

El doctor Simoni trasladó hasta ese sitio a su hija Amalia, cuando tenía 6 años de edad. Allí transcurrió su adolescencia hasta el feliz matrimonio con el abogado Ignacio Agramonte Loynaz. Ambos residieron en el lugar hasta la llegada –un mes después del casamiento- del mensaje que puso sobre aviso al futuro jefe mambí: debía ponerse a salvo pues las autoridades españolas irían en su búsqueda, dadas sus connotadas actividades independentistas dentro de la villa.

 

Historia de amor entre Amalia Simoni e Ignacio Agramonte

Para Amalia Simoni e Ignacio Agramonte fue este sitio. Aún puede imaginarse el visitante la escena repetida muchas veces: la joven y bella camagüeyana, impaciente en la espera por su novio, en uno de los grandes ventanales que miran hacia la actual calle de General Gómez, antigua Santa Ana, marcada con el número 149 en aquel entonces.

En la Quinta desarrollaron su noviazgo y allí fueron a residir una vez consumada la unión oficialmente, hasta la llegada de aquel aviso que determinaría la marcha del joven hacia la manigua redentora, donde alcanzaría los grados de Mayor General.

 Poco tiempo después ella le seguiría para compartir vicisitudes y sacrificios, hasta que su apresamiento por las autoridades españolas recomendó su posterior retirada, en compañía de toda la familia, hacia el exilio.

Valores arquitectónicos

La vivienda obedecía a los dictados constructivos de la época en sus dos plantas, como la sólida estructura y la sencillez en sus formas, unidas a un firme trabajo en la carpintería de puertas, ventanas, rejas y balaustradas en general.


Rescate deEl amor del camagüeyano por su patrimonio, llevó al rescate de ese inmueble, sometido a un trabajo restaurador que utilizó los materiales aconsejados por el respeto más fidedigno a sus originales elementos.

Mucho profesionalismo y minuciosidad se depositaron en las tareas, hasta su apertura como sede socio-cultural el 1ro de diciembre de 1991, en ocasión del traslado de los restos de Amalia Simoni Argilagos hacia su querida ciudad natal.

 

Declaratoria como Monumento Nacional

La declaración como Monumento Nacional de la antigua casa Quinta de Amalia Simoni, actual Museo "Quinta Simoni", estimula y reconoce la consagración de especialistas en materia de restauración, investigadores e historiadores que de varias formas han puesto sus respectivos talentos en aras de no permitir bajo ningún concepto la desaparición de los bienes patrimoniales de esta parte de la geografía cubana.

Resulta un acontecimiento no sólo para nosotros en particular, sino para todo el pueblo camagüeyano que ve en este bien edificado, un reflejo permanente de la creatividad y de la historia de los mejores hijos del territorio. Se ha trabajado mucho para lograr el rescate de la Quinta, totalmente destruida.

 Poseedora de una colección de bienes que pertenecieron a la familia Simoni Argilagos, la sede incorpora ella misma su estructura a los atractivos disfrutados por los visitantes. Desde hace años se inserta en la comunidad donde radica –en las inmediaciones de la Plaza de La Habana de la capital agramontina- en su calidad de casa de la familia camagüeyana.

 

Apertura como Museo

Desde su apertura tuvo la denominación de Casa Quinta de Amalia Simoni. Ahora, ya como Monumento Nacional, es el Museo "Quinta SimoniI", de acuerdo con la intención más abarcadora de reflejar entre sus exponentes y en sus fondos documentales, la historia de una familia ejemplar y corajuda, que supo asumir en su momento la defensa de la independencia de la Isla consagradamente.

 

Colecciones de valor

Este Museo guarda celosamente objetos relacionados con la familia y con Ignacio, incluso una bañadera de mármol de Carrara, sumamente valiosa. La tarea de incrementar los fondos expositivos ha dado sus frutos al lograr nuevas donaciones e intercambios con otras instalaciones de la provincia vinculadas con estos hijos ilustres del Camagüey.

 

Fuentes

Portal Cultural Príncipe

Web del Museo Quinta Simoni en Camagüey

Museo "Quinta Simoni" de Camagüey: monumento nacional, por Yolanda Ferrera Sosa. Disponible en Radio Cadena Agramonte

 

Reproducido del Blog “Recuerdos y Nostalgias de Cuba”. Magnífico trabajo de la escritora Ziomara Lamelas, creadora de dicho blog. Agradecimiento a Mary Nieves O. Ramírez por enviarlo a esta Gaceta. 

29 de abril de 2021

HENRY EARL REVEE, "EL INGLESITO".

 


HENRY EARL REEVE

(El Inglesito)

 

Dr. José Rodríguez

Henry Earl Reeve  nació en Brooklyn, Estado de Nueva York, en el año 1850. Pertenecía a una familia distinguida de esta ciudad norteamericana donde se crió y cursó sus primeros estudios. De carácter activo, lleno de inquietudes juveniles, se alistó en una expedición que el vapor “Perrit” transportaría hombres y armas para los patriotas cubanos que luchaban por su independencia de España. La expedición del “Perrit” arribó a Cuba por la costa norte Oriente cerca de Banes, el 11 de mayo de 1869. En ella llegaron a suelo cubano hombres como Tomás Jordán, Antonio Luaces, Enrique Collado, el isleño Manuel Suárez y 80 norteamericanos entre ellos Henry Reeve que contaba 19 años de edad y podía hablar el idioma Español.


El gobierno cubano en armas había escogido como Jefe Militar de Oriente a Tomás Jordán que se encontraba entre los norteamericanos que fueron a Cuba a luchar por la independencia y que era  ex-coronel del Ejército Confederado del Sur. Jordán seleccionó al joven Henry Reeve como su ayudante personal. Durante el combate de “Las Calabazas” que tuvo lugar en la región oriental, Reeve fue hecho prisionero por los españoles y fusilado con otros compañeros cubanos. Considerándolos muertos fueron dejado sobre el campo, pero Reeve que estaba realmente muy mal herido logró arrastrarse hasta el campamento cercano de Luis Figueredo donde se le dio atención médica y milagrosamente pudo salvar la vida.

Desde entonces sintió un profundo rencor hacia el régimen español y abrazó abiertamente, con entero sentimiento y dedicación, la causa cubana.

En el combate de la “Soledad” fue ascendido a Teniente-Coronel por su valiente actuación. En octubre 8 de 1871 combatió al lado de Ignacio Agramonte durante el heroico e intrépido “Rescate de Sanguily”. El propio Mayor Agramonte lo ascendió en 1872 a Coronel y le entregó el mando directo de la afamada “Caballería Camagüeyana”.

 En el combate de Jimaguayú efectuado en mayo 11 de 1873 y donde Ignacio Agramonte perdió la vida combatiendo, el Coronel Reeve dirigió las operaciones de la “Caballeria Camagüeyana”, siendo el encargado de conducir esta fuerza en agosto de 1873 hasta el potrero “Las Guásimas”, en el límite de Oriente, para allí ponerse a las órdenes del nuevo Jefe de Camagüey el General Máximo Gómez. Este último quedó muy bien impresionado por la disciplina y marcialidad de la tropa al mando del joven Reeve.

En septiembre de 1873 el General Máximo Gómez asaltó Santa Cruz del Sur permaneciendo en la población por espacio de varias horas. Durante la ocupación Reeve trató de apoderarse de un cañón enemigo, recibiendo un disparo que le cercenó una pierna. Nuevamente estuvo a punto de perder la vida, pero solamente perdió una pierna. Este hecho y defecto físico no le impidieron continuar en su puesto de mando.

Cuando se repuso se ordenó que se le construyeran arreos especiales y una silla de montar apropiada, con lo cual pudo continuar montando a caballo. Meses más tarde ya estaba nuevamente al frente de sus hombres, quienes le tenían una gran admiración y respeto.


En el mes de julio de 1874 Máximo Gómez se preparaba para invadir el Departamento de "Las Villas”. Organizó el “Cuerpo de Ejército de Occidente” que tenía a su mando de la manera siguiente:

Jefe………………………  General Máximo Gómez                                     2 2do Jefe………………   General Julio Sanguily

Primera División…… Brigadier Henry Reeve      

Segunda División……Brigadier Antonio Maceo

Hay que destacar que en esta ocasión, julio de 1874, al otorgársele el grado de General de Brigada (Brigadier), Henry Reeve tenía solamente 24 años de edad, resultando ser el general más joven de nuestro Ejercito Libertador durante la Guerra de los Diez Años, pues el mismo Ignacio Agramonte tenía 27 años cuando se le designó como Mayor General.

Es conveniente señalar por hechos que ocurrieron más tarde, que Antonio Maceo debía regresar a Oriente donde solicitaban su presencia. Entonces Máximo Gómez designó como Jefe de la Segunda División al Brigadier José González Guerra que era villareño de Cienfuegos, el cual se había ganado su confianza.

Máximo Gómez, al iniciar la invasión de la Las Villas en enero 6 de 1875, llevó con él a la Segunda División. En Camagüey se quedaba la Primera División bajo la jefatura de Henry Reeve, que de esta forma se convirtió en el jefe de toda la región camagüeyana (excepto el área de la Trocha donde destacó al General Julio Sanguily por algún tiempo.

Para comprender mejor como Henry Reeve se convirtió en Jefe de la región de Cienfuegos en condiciones adversas, hay necesidad de relacionar algunos acontecimientos. Una vez en Las Villas, el General Máximo Gómez envió al Brigadier José González Guerra a invadir la Jurisdicción de Cienfuegos (llamada también “Las Villas Occidentales” y que en aquella época abarcaba hasta Colón, Jagüey Grande y toda la Ciénaga de Zapata). La campaña emprendida por el Brigadier González culminó en un completo éxito. En solo 4 meses de operaciones entre finales de enero y mayo de 1875), invadió parte de Villaclara y casi todo Cienfuegos, enviando a su hombre de mayor confianza, el Coronel Cecilio González, a operar en el distrito de Colón. Pero el Brigadier González Guerra en un combate cerca de Barajaguá recibió un balazo que se le infestó y a los pocos días contrajo el tétano, enfermedad que le provocó la muerte a fines de mayo de 1875.

Esta desafortunada muerte vino a ocurrir en los momentos en que Vicente García se había sublevado en Lagunas de Varona, negándose a marchar a Las Villas con refuerzos. Máximo Gómez tuvo necesidad de acudir a Oriente e intervenir en este penoso asunto. Cuando regresó a la zona de Sancti-Spíritus se encontró con que la lucha en Las Villas Occidentales había decaído notablemente, los españoles habían recuperado casi toda aquella región y el Coronel Cecilio González se hallaba aislado en Colón.

Ante esta situación tan deplorable el General Máximo Gómez, que siempre tuvo acierto en escoger a sus hombres de confianza, designó como jefe de la zona de Cienfuegos al Brigadier Henry Reeve, quien después de entregar su mando en Camagüey acudió a Las Villas y el 15 de noviembre de 1875 se entrevistaba, en las afueras de Yaguaramas, con Cecilio González, el que conociendo muy bien toda la comarca le resultó muy útil.

La guerra en la región cienfueguera volvió a tomar impulso bajo la dirección de Reeve. Comenzó por incendiar los cañaverales situados en los llanos del río Damují, lo que hacía con el fin de entorpecer la próxima zafra azucarera. Atacó los campamentos españoles situados en las afueras de los pueblos, llegando a dominar en cuestión de un mes los territorios situados entre Yaguaramas, Cartagena y Aguada de Pasajeros, área que le sirvió de base para moverse hacia la llanura de Colón.

En enero de 1876, con 200 hombres, Reeve empezó a operar en la zona cercana a Colón y fue tal la actividad bélica que desplegó, que Máximo Gómez, desde Sancti-Spíritus, solicitó nuevos refuerzos a Oriente y Camagüey con los cuales planeaba una batalla final contra el General español Blas Villate (Conde de Valmaseda) en las llanuras de Matanzas.

En febrero 22 de 1876 Reeve incendió el Ingenio "Destino" cerca de Los Arabos y dos días después asaltó el pueblo de Macagua situado cerca de Colón. El 1ro. de marzo, contando con 300 hombres, incendió el Ingenio "Tinguaro" y en las afueras de “Perico” se enfrentó y derrotó a una fuerza de caballería española. El 15 de marzo ocupó el pueblo de El Roque en el camino de Jovellanos, pero al tener noticias de que el Coronel Cecilio González había sido mal herido en el combate de Palma Sola (cerca de Cruces), decidió regresar a su base de operaciones en el área del Damují.

Las fuerzas del Ejército Libertador que a las órdenes del Brigadier Henry Reeve pelearon en Las Villas Occidentales y en la llanura de Colón, tienen un mérito extraordinario en la Guerra de los Diez Años porque este grupo constituyó la verdadera vanguardia cubana, ellos fueron los patriotas que durante aquella guerra pelearon y conquistaron los territorios más próximos a la capital cubana, La Habana, por lo que el gobierno español de la Isla concentró toda su actividad militar en contra de ellos.

En agosto 4 de 1876, en un combate efectuado en la finca "Cayo Inglés", próxima a Yaguaramas con una columna enemiga muy superior en número de hombres y armamentos, Henry Reeve murió como lo saben hacer los valientes: peleando al frente de sus hombres.

Su cadáver, que cayó en manos españolas, mostraba cuatro balazos recientes, diaz viejas cicatrices de heridas recibidas en combates, así como la falta de una pierna. Las autoridades españolas le dieron sepultura en la ciudad de Colón.


Henry Reeve fue conocido por todos los que le rodearon como "el inglesito", y también como "Henry el americano", resultando su nombre un verdadero símbolo, pues fue un norteamericano que amó a Cuba, luchó y murió por ella. Su legendaria figura es el más fiel exponente de lo que es una verdadera amistad entre el pueblo de Cuba y el de Norte- América.

Henry Reeve, "El Inglesito", pertenece a nuestra historia.

BIBLIOGRAFÍA:
1.- "Historia de Cuba" de Calixto Masó
2.- "La Revolución de Yara" de Fernando Figueredo
3.- "Diario de Campaña" de Máximo Gómez
4.- "Vida Militar de Ignacio Agramonte" de Juan J. Casasús.
5.- "Invasión" de Juan J. Casasús
6.- "Un Americano-Cubano" de Francisco
M. Jiménez

*Este magnífico trabajo del Dr. José Rodríguez fue publicado original- mente en 2013 y quedó perdido de modo inexplicable con todas las entradas habidas desde la creación de este blog. Rescatado del archivo particular.  

23 de abril de 2021

LA CAPILLA DE MONSERRAT EN CAMAGÜEY.


Monseñor Enrique Pérez Serantes

(1883-1968)

Capilla de Monserrat
en el reparto Jayamá de Camagüey.
Una mirada de recuerdo.

 

 El Camagüey de mediados del siglo XX se extiende y crece hacia las afueras por los cuatro puntos cardinales. El Sr. Obispo, Mons. Enrique Pérez Serantes, tuvo a su cargo la compra o donación de terrenos, la colocación y bendición de la primera piedra, así como la inauguración de capillas e iglesias a todo lo largo y ancho de la geografía de la otrora provincia agramontina que hoy incluye los territorios de las provincias civiles de Ciego de Ávila y Las Tunas.

Fuera de la ciudad camagüeyana ha inaugurado más de veinte  templos, algunos son: Jaronú, Sola, Jatibonico, Jiquí, Palm City, Stewart, Guayacanes, Baraguá, Gaspar, Piedrecitas, Falla, Chambas, Elia, Vertientes, Algodones, Macareño, Hatuey, Galbis, Ranchuelo, Punta Alegre, Violeta, Lombillo, Cascorro, Altagracia y Velazco; la mayoría en colonias azucareras, con el fin de que todos los habitantes tengan un lugar para el culto y la práctica de la fe Católica.

Dentro de la ciudad también en el período del Obispo Mons. Enrique Pérez Serantes (1922-1949), se inaugura la capilla de San Vicente de Paúl en el reparto La Mosca (1929), se reconstruye la iglesia parroquial de La Caridad (1934), la iglesia parroquial de San José en el reparto La Vigía (1936) y la Ermita de Monserrat en el reparto Jayamá.



Los catalanes que se asentaron en Cuba, trajeron la devoción a la Virgen de Monserrat, Patrona de Cataluña y le construyeron ermitas, una en La Habana en la Avenida de Rancho Boyeros y otra en Matanzas con vista al Valle del Yumurí.

 Los catalanes residentes en Camagüey y sus descendientes no podían ser menos y precisamente en mayo de 1944 se constituyó en el colegio de los padres escolapios una asociación encargada de recaudar fondos no solo para la construcción de una ermita sino también para una escuela pública nocturna y un dispensario de primeros auxilios. El 25 de diciembre de ese año Mons. Enrique Pérez Serantes colocaba la primera piedra, en el sitio donde se erigiría el futuro altar de la ermita. Y Mons. Carlos RiuAnglés  la inauguraba  el 23 de abril de 1950.

 Se bendijo la iglesia y el obispo celebró la primera Misa, finalizada con un Te Deum de acción de gracias. Ese día, 23 de abril de 1950, a las 5 de la tarde fue llevada la venerada imagen en procesión por las calles de Jayamá con el acompañamiento de niños de las catequesis salesianas, los alumnos de los Escolapios y de la Colonia Infantil, un nutrido grupo de fieles del barrio de Jayamá y la colonia catalana de Camagüey.

 Desde entonces, cada 27 de abril, fiesta de la Virgen de Monserrat, los catalanes residentes en la ciudad y sus descendientes no dejaron de venir a la ermita a celebrar el día de su Patrona. Actualmente es atendida por los PP Salesianos y es una capilla adjunta a la parroquia de la Caridad.

 La Virgen de Monserrat en esta capilla, es la que recibe y despide a los visitantes a la ciudad de Camagüey que entran o salen desde y hacia el oriente cubano.

 ¡Santa María de Monserrat ruega por los catalanes. Madre Santa, intercede también por nosotros los cubanos! Amén.

 

Reproducido de la página de la Arquidiócesis de Camagüey, en la que no se menciona el nombre sel  autor de este escrito.  

17 de enero de 2021

CARLOTA VIDAUD RODILES

 


Carlota Vidaud Rodiles

 

 En la noche del 15 de enero de este año 2021, ha fallecido Carlota Vidaud Rodiles a los 97 años de edad (el próximo 4 de marzo cumpliría noventa y ocho años),en el Asilo Monseñor Adolfo. La Santa Misa en celebración de su vida tuvo lugar al día siguiente de su paso a la Gloria del Señor en el Santuario de la Caridad de la ciudad de Camagüey, su comunidad parroquial.  Su cuerpo fue inhumado en el Panteón de la Arquidiócesis.

 Esta Gaceta de Puerto Príncipe no puede ser ajena ni dejar de rendir homenaje a quien, como seglar comprometida con la Iglesia y con Cristo,   permaneció incansable en la labor apostólica durante los tiempos difíciles de las últimas cinco décadas del pasado siglo y, aun mas, en las iniciales del presente, mientras tuvo fuerzas para ello. La historia de la Iglesia Católica en Camagüey no se puede contar sin mencionar muchas vece su nombre.

 Por ello, a modo personal con el mayor cariño y respeto y, particularmente para expresar el agradecimiento que todos le debemos por su entrega y el gran ejemplo que nos ha dejado, reproduzco un artículo sobre ella del Lic. Pablo Miguel Marrero,  publicado hace años en el Boletín Diocesano. (adg)


 

Carlota, mi catequista

 Lic. Pablo Miguel Marrero Álvarez

 “Éste es el mismo discípulo

que da testimonio de estas cosas,

 y que las ha escrito.

 Y sabemos que dice la verdad”

(Jn. 21, 24)

Pertenezco a la parroquia de Nuestra Señora de La Caridad y aunque cambié la dirección hacia el centro del mundo hace unos años, aún guardo un profundo afecto por la diócesis que me vio crecer y un cariño especial por la parroquia en donde nací y crecí como persona y como cristiano. Por eso cuando mi padre me dijo que en esta revista diocesana habían dedicado una sección a los laicos, no me quedó más remedio que atender la petición de mi viejo para compartir con ustedes mi experiencia de vida al lado de una de esas personas que en los momentos más difíciles para la Iglesia estuvo siempre presente.

 En mi infancia conocí en la parroquia a una señora de cabello gris, piel blanca y ojos claros que transparentaban lo que decía, enseñaba y vivía.

 Esta señora de dulce carácter, pero de energía inagotable pasaba cada sábado, lloviera, tronara o relampagueara por mi casa para llevarme a la catequesis, y yo no era el único a quien ella recogía de camino a la iglesia. Otra cosa que de niño también me causaba asombro sobre ella es que casi todo el mundo en las demás comunidades de la ciudad también la conocían, tal pareciera que ella pertenecía a todas las parroquias. Cuando crecí, entendí por qué todo el mundo sabía quién era Carlota Vidaud Rodiles. Y es que Carlota, aunque es natural de la ciudad de Guantánamo, fijó su residencia en la ciudad de Camagüey en el año 1946, y desde entonces se fue ganando el respeto de todos los sacerdotes y laicos que la conocieron a fuerza de su entrega al trabajo pastoral de la parroquia de la Caridad y de la diócesis.

 A su llegada a Camagüey se incorporó como catequista de la comunidad parroquial de la Caridad, apostolado que mantuvo por espacio de 70 años. También se integró al grupo “Madre Mazzarello” de la Juventud de Acción Católica (JAC), rama femenina de esta parroquia. En 1950 formaba parte del grupo diocesano de la JAC, donde resultó electa, primeramente como secretaria y más tarde como presidenta.

 En la década de los sesenta, cuando fue disuelta la Juventud de Acción Católica Cubana, pasa a colaborar en el consejo de redacción de la revista Documentación, primera publicación diocesana de Camagüey después de 1961, que para su impresión solamente contaba con un viejo mimeógrafo manual. Ya en los 80 reinició su trabajo en el Secretariado Diocesano de Liturgia del cual pasa a ser miembro fundador y, donde por encargo del Siervo de Dios Monseñor Adolfo Rodríguez, se ocupó de la distribución semanal de la hoja de Animación Litúrgica.

 Aparte de su casa particular, donde se le veía muy poco hace unos años atrás, también tenía su residencia durante el día en la Casa Diocesana de La Merced. Allí prestó por muchos años el servicio como guía de los turistas que visitaban las catacumbas. Trabajo que se le daba con mucha facilidad gracias a su dominio de la lengua francesa, de la cual era profesora en las noches en la escuela de idiomas Mijail Lomonosov, de la ciudad de Camagüey. Vale la pena resaltar su honradez con la ayuda que recibía de los turistas puesto que “nunca tomó nada para ella a pesar de sus austeras condiciones de vida. Estas “ayudas” siempre las entregó al sacerdote de la Merced por lo que varias veces escuché de ellos palabras de agradecimiento para la incomparable Carlota”. Así contaba mi padre cuando en conversaciones familiares salía a relucir el tema. También fui testigo que las ayudas que ella recibía de los turistas que no eran económicas, muchas veces las entregaba a la catequesis de la parroquia de La Caridad para que las rifaran o se las dieran a los niños que las necesitaban.

 De Carlota se pudieran contar muchas anécdotas, pero hay dos que no quisiera dejar de compartirlas, ya que en ellas se reflejan su amor por los niños y su vocación de catequista, engendrado por el amor a Jesús resucitado. La primera fue allá por los 80 cuando estrenaron en los cines la película de dibujos animados titulada “Yaltus”. Quiero aclarar que era muy habitual que Carlota nos llevara al grupo de la catequesis al cine los domingos al medio día. Esa vez recuerdo que salimos para el cine alrededor de las dos de la tarde, y como la película estaba “muy buena” yo le insistía a Carlota cada vez que terminaba una tanda para quedarnos a ver la otra película. En resumen, estuvimos en el cine hasta que se terminó la última tanda a las diez de la noche. No recuerdo que ninguno de mis compañeros de grupo se quejara por ver tantas veces la misma película, parece que a ellos también les gusto tanto como a mí. Al llegar de regreso a la casa y ante la gran preocupación de mis padres por la hora de la noche que era, ellos le preguntaron qué había pasado, recuerdo que esta santa mujer les contestó con una sonrisa en su rostro: «es que le gustó mucho la película y quiso ver todas las tandas ¿cuándo a ustedes les gusta algo no lo ven varias veces?». La verdad no sé cómo hizo para justificarse ante los padres de los demás, supongo que todos confiaban tanto en ella como los míos.

 La otra anécdota fue ya en sus últimos años como catequista mientras explicaba apasionadamente, como siempre lo hacía, un pedazo del evangelio. Uno de sus niños del grupo de la catequesis al escucharla hablar con tanta propiedad y como quien habla por haber vivido en primera persona lo que contaba, admirado y con gran intriga le preguntó: «¿Usted es del tiempo de Jesús?».  Quizás en ese momento la pregunta de aquel niño le sonó a chiste a más de uno, pero para ese pequeño no lo fue. Hoy, que me gano la vida trabajando con niños como aquel que preguntó, puedo afirmar que su pregunta fue muy en serio, ya que la imaginación de un niño no tiene límite. Obviamente, la pregunta vino en parte por la falta de sabiduría propia de la edad, mas no con la intención de faltar al respeto a su catequista.

 Muchas veces hablamos de fe y discipulado y nos parece algo muy abstracto e imposible de vivir, pero ¿qué más necesitamos ver? ¿Cuántos testimonios necesitamos comprobar? bueno… aquí hay uno más, que dice mucho de las vivencias de fe de una persona, de su forma de vivir la vida en Cristo y de actualizar el mensaje de Jesús en nuestros tiempos.

 ¡Qué bendición para esta diócesis ha sido el regalo que Dios nos hizo en Carlota!¡Qué gracia para la parroquia de la Caridad es tenerla! ¡Qué satisfacción tan grande para mí, fue haber sido su alumno en el catecismo!

¡Qué hermoso testimonio de vida!

 Gracias, Carlotica, por todo lo que eres y has hecho por tus hermanos, especialmente por los niños de la catequesis.

 

Texto publicado originalmenteen el Boletín Diocesano de Camagüey, 

julio-agosto 2018.

Reproducio del Blog “Gaspar, el Lugareño”

 

 

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Preguntas del Boletín Diocesano a Carlota

 

(Carlota, ahora con 94 años vividos, nunca ha buscado el protagonismo. Por eso nos costó trabajo que quisiera responder estas preguntas y se dejara tomar una foto)

 Boletín Diocesano: ¿Cuál es la virtud que más aprecia y cuál el defecto que más le molesta?

 Carlota: En cuanto a la virtud: la misericordia. Y yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos.

 Boletín Diocesano: ¿Qué consejos les daría a los jóvenes católicos de Cuba?

 Carlota: No me pida eso. Yo no sirvo para dar consejos. Soy yo la que necesito consejos.

 Boletín Diocesano: ¿Qué lugar ocupó Monseñor Adolfo en la vida de usted?

 Carlota: Grande. Fue un obispo maravilloso. Venía a la casa a ver a mi mamá anciana. Yo ahora le rezo todos los días.


24 de junio de 2020

UN SAN JUAN EN CAMAGUEY. -


Un San Juan en Camagüey.
1925
  Luis Cruz Ramírez.
(Fragmentos)

Carrozas cuajadas de mujeres hermosas.
De incomparable belleza
luciendo trajes típicos de otras naciones.
Autos adornados en fila interminable.
Batallas de serpentinas,
de flores,
de confetis.
De piropos y citas para el baile.
¡Música!
A llorar a Papá Montero,
zumba, canalla rumbero.
Amazonas.
Sillas de tijera a lo largo de las aceras.
Desde la Vigía a la Caridad.
Desde la Caridad a la Vigía.
Almagre en las mañanas.
Talco en las tardes.
Enramadas las calles del paseo.
Famosas las del Liceo.
De la Liga Agraria.
La colonia Española.
La Popular.
La Sociedad Lugareño.
La Sociedad Maceo.
Las de la calle Estrada Palma.
Las del Club Ferroviario.
Calles cerradas al tráfico
para los bailes públicos.
Comparsas.
Los ensabanados de la Vigía.
Los encapuchados
para ocultar aventuras.

24 de junio…
Lluvia.
Tenía que llover o no era San Juan.
Se mojaba el pueblo.
Sin discriminación.
Desde el Tennis Club hasta Bedoya.
Se mojaba el rico.
El pobre.
El profesional.
El obrero.
El comerciante.
El blanco.
Y el negro.
El español, el polaco, el chino y el japonés.
Y la conga atronaba el espacio.
Y todos a arrollar.
Miralá, qué linda viene
miralá, que linda va…
Quince días de jolgorio, de bullicio.
De alegría.
Un pueblo que se daba el gusto de divertirse.
Porque era trabajador.
Sencillamente
un pueblo sano y alegre.
Cuba era libre y feliz
y sobre todo
alegre, alegre, muy alegre…

La noche se escapaba.
La noche sanjuanera expiraba.
Y la canción del amanecer era
Vamonós, vamonós,
vamonós que ya la fiesta se acabó.
Y los trasnochadores iban rumbo
a la Plaza del Mercado.
Con los disfraces mojados.
El semblante sudoroso.
La mirada cansada.
-¡Un bistec con pan! o ¡Un pan con bistec!
Para reponer energías  
Y tomar impulso para el día siguiente.
De pronto se escuchaba la trompeta china
El bam bam de los tambores.
Y el disfrazado
como por arte de magia
recuperaba energías.
Le brillaban los ojos.
Y de nuevo.
¡P’a la conga!
Tú que me dijiste que Yayabo
no salía ma,
y Yayabo etá en la calle
con su último detalle
y su ritmo sin igual…
ja, ja,ja
Yayabo ya llegó…

Pasaron los años.
El San Juan típico se moderniza
para rivalizar con La Habana.
Comparsas famosas.
Y fastuosas.
La de “Hatuey”
o la de “Cristal”.
La de “Bacardí”
o la de El Encanto.
Todo muy siglo XX.
Y muy hermoso.
Una invitación a la alegría.

Después,
ustedes ya saben.

Ilustración: Conga cubana, Héctor Molné (Camagüey (1937- )