29 de julio de 2014

Viejas postales descoloridas

El bello retablo e imagen del altar de Ntra. Sra. del Carmen, situada en la cabecera de la nave lateral derecha de la Iglesia de La Merced en la ciudad de Camagüey. Esta imagen fue retirada de su lugar  hace años. (Foto cortesía de la Sra, Flor Bruguera) 

Sanatorio de la Colonia Española de Camagüey

27 de julio de 2014

El Círculo de Profesionales de Camagüey




El Círculo de Profesionales de Camagüey

Por Miguel A. Rivas Agüero

  Para escribir sobre el Círculo de Profesionales de Camagüey precisa hacer referencia primero al Círculo de Abogados. La creación del Círculo de Abogados fue el resultado de la necesidad que los abogados confrontaban por carecer de un local adecuado e inmediato al edificio de la Audiencia y los Juzgados, en que pudieran recibir y atender a sus clientes antes de acudir a la celebración de los distintos casos judiciales en que estaban interesados.

  La iniciativa para la creación del Círculo la tuvo el abogado y gran poeta Dr. Felipe Pichardo Moya, inaugurándose en la casa del Dr. Mario Pujals Quesada en la calle Cisneros al lado del edificio de la Colonia Española, frente a la Audiencia y Juzgados, es decir, cubriendo las necesidades requeridas  a la finalidad mencionada en el párrafo anterior.
 Dada la estrecha relación entre las funciones de Abogados y Procuradores Públicos, estos tenían acceso a las oficinas del Círculo de Abogados, el cual funcionó hasta el año 1930.

Fue en dicho Círculo de Abogados donde surgió la idea de extender su radio de acción a los demás Colegios de Profesionales Universitarios, idea calorizada por el Decano Dr. Leopoldo Cadenas Aguilera, materializándose al obtener la aprobación del Colegio Médico y de los restantes Colegios Profesionales.

Después de las deliberaciones de rigor, se confeccionó y aprobó el correspondiente Reglamento que se inscribió en el Registro del Gobierno Provincial, surgiendo a la vida en 1930 la nueva asociación Círculo de Profesionales de Camagüey, compuesto por los Colegios de Abogados, Médicos, Farmacéuticos, Profesionales Dentales Veterinarios, Ingenieros, Arquitectos, Pedagogos, Doctores en Filosofía y Letras y Contadores Públicos, que funcionaban en los nueve municipios camagüeyanos, entidad que tuvo como sede la casona de estilo señorial de la familia Morell en la calle de Estrada Palma Nº 406.

   El Colegio de Abogados apropió los fondos necesarios a invertir para dotar la casa de condiciones adecuadas, y fue por esto que se acordó que la Junta Directiva del Círculo de Profesionales, estuviera presidida originalmente por un abogado, designación que recayó en la persona del Dr. Leopoldo Cadenas Aguilera que, hasta aquel momento había sido Decano del Colegio Abogados.

   El Circulo de Profesionales desarrolló una intensa vida cultural pues en su local se ofrecieron conferencias con temas de elección libre, por distinguidos profesionales de La Habana y de la localidad, entre los que recordamos al Dr. Joaquín Gómez de Molina sobre temas de Derecho Civil; al Dr. Darío Castillo Socarrás, sobre asuntos de Derecho Penal; al Dr. Antonio Martínez sobre Lógica y Enseñanza Cívica; al Dr. Victoriano Rodríguez Barahona, que ofreció una enjundiosa disertación sobre arte plástico, tema en el que demostró poseer una amplia cultura; el Dr. Rosendo Romero Delgado, sobre la época del Renacimiento en Italia, estableciendo un paralelo entre la vida luminosa y feliz de Rafael di Sanzio y la dolorosa y atormentada de Miguel Ángel Buonarotti, y la influencia que el medio había ejercido en el genio portentoso de aquellos inmortales cultores del arte plástico.

   Igualmente desfilaron por la tribuna del Círculo de Profesionales intelectuales de la talla de Octavio Montoro, Moisés Chediack, Carlos Márquez Sterling, Ramón Zaydín, Gustavo Pitaluga, Evelio Tavío, y los profesores de Derecho Penal en la Universidad de Madrid doctores Mariano Ruiz Fúnez, Luis Jiménez de Asúa y algunos más que escapan a nuestra memoria.

   En el año 1934, siendo Presidente el Dr. Emilio García Guerrero, se efectuaron dos celebraciones grandiosas para conmemorar el cuarto aniversario de la fundación del Círculo. Una, de carácter cultural en la noche del 30 de noviembre, en el que participaron los doctores Pedro Monreal Valdivieso, médico, y José Coll torres, abogado, haciendo caricaturas de personalidades de la ciudad ante un tablero grande apoyado en un caballete; el Dr. Julio César Romero Delgado, ejecutando al piano el Preludio de Rajmáninov; el Dr. Antonio Mesa Martínez, abogado y notario, impartiendo una charla sobre las implicaciones domésticas de la “Charada China”; una hija del Dr. Mesa Martínez, de unos doce años de edad, recitando poemas y rebelándose como genial declamadora, y el Dr. Rosendo Romero Delgado, abogado, recitando el famoso “Nocturno” del poeta José Asunción Silva.

   En la noche siguiente, la del primero de diciembre, se ofreció a todos los profesionales de la provincia una suculenta y espléndida comida criolla. En ambos casos reinó un gran espíritu de confraternidad y alegría recordando los felices días de la vida universitaria.

  En el Círculo de Profesionales se destacaban en su salón principal según nos recuerda en un artículo el Dr. Cruz Ramírez: “el gran cuadro del ALMA MATER que, junto con los lienzos de Carlos J. Finlay e Ignacio Agramonte, parecían custodiar la cabeza en bronce del gran filósofo camagüeyano Enrique José Varona, obra escultórica de Boada. El lienzo del Alma Mater fue obra del gran pintor español Samaniego, y reconstruido admirablemente en una noche (para la inauguración del círculo) por el inolvidable Servando Pita.

  En su amplio patio, perfectamente pavimentado, sobresalían los típicos tinajones y se llevaban a cabo las celebraciones culturales del círculo, que siempre se veían colmadas de público pues a más de los familiares de los socios concurrían amigos de los mismos para disfrutar de las amenas e instructivas conferencias o charlas allí celebradas.

  En el local se practicaban juegos como el ajedrez, el billar y el dominó, y se celebraron varios torneos de dichas actividades. También se practicaba esgrima y hand ball. En el año 1950 se celebró allí una de las partidas entre los Dres. Rosendo Romero Delgado y Elías Cobo Arteaga por el Campeonato de Ajedrez de Cuba, que fue conquistado por el Dr. Romero quien fue homenajeado por tal motivo por la Junta Directiva.

   Después de la presidencia del Dr. Leopoldo Cadenas Aguilera, ocuparon el cargo los también abogados José Ramón romero Ochandorena, Rosendo Romero Delgado, Luis Cirilo Menéndez Morell, Luis Casas Solís, y Antonio Martínez Martínez; los médicos Rogelio Santos Álvarez, Ángel E. de Varona Vilardell, Ramón Eduardo Menéndez Morell, Alberto Santos Álvarez, Ulises Sosa de Quesada y Miguel a. tomé Varona;  Elpidio Agüero Medrano, Francisco Don Rodríguez y Rodolfo Porro Varela; los farmacéuticos Emilio García guerrero, Alberto Adán Martínez y Germán Álvarez Fuentes; los veterinarios Aquiles Rodríguez y Enrique Álvarez, y los ingenieros y arquitectos Miguel A. Bretón Pichardo y Francisco Herrero Morató.

   El último presidente fue el Dr. René Serrano Ferrer, a quien le cupo el triste “ “privilegio” de tener que entregar, forzadamente, el edificio del círculo a las autoridades llamadas revolucionarias.

   Durante los treinta años de su existencia, cumplidos en 1960, el Círculo de Profesionales constituyó un centro de fraternal camaradería y compañerismo entre los camagüeyanos que ostentaron títulos universitarios, donde no hubo distingos raciales, políticos o religiosos y, además, un centro de calificada jerarquía por las actividades literarias que se celebraron con resonancia internacional.

  Allí confraternizaron abogados, médicos, pedagogos, veterinarios, farmacéuticos, ingenieros, arquitectos, etc. sin tener en cuenta las ideologías políticas o creencias religiosas de cada cual, pues todos estaban imbuidos de la idea que asistían a un centro social para hacer un alto en el camino de las preocupaciones del diario vivir que acarreaba el desempeño del ejercicio profesional y adonde se concurría para disfrutar de ratos de solaz esparcimiento sin perder de vista que todos eran hijos espirituales del ALMA MATER.

  Indudablemente que su fundación y desenvolvimiento representó un valioso aporte al desarrollo de actividades sociales y culturales en la sociedad camagüeyana durante los treinta años en que funcionó.

  Con estas líneas hemos trazado unas pinceladas sobre el lienzo del glorioso ayer camagüeyano, tan vinculado al acontecer histórico de la Patria cubana.

Reproducido de la Revista “El Camagüeyano” publicada en Miami por la Dra. María Antonia Crespí

25 de julio de 2014

El vuelo de Barberán y Collar Sevilla-Camagüey

                          El vuelo de Barberán y Collar
Sevilla- Camagüey

Por Maggie Guaty Marrero
(Publicado originalmente el 10 de junio de 2012 en el blog Cjaronu)

“Una de las mayores hazañas de la aeronáutica,
fue la proeza de volar sin escalas 
entre España y Cuba."


En la madrugada del 9 al 10 Junio de 1933 los pilotos españoles Mariano Barberán y Joaquín Collar despegaban la nave los “Cuatro Vientos”, del aeropuerto de Tablada en Sevilla, España. Así comenzaba, una de las mayores hazañas de la Aviación universal. El vuelo constaba de dos etapas, la  primera, llevar a cabo un vuelo, que hasta la fecha, no se había realizado: España-Cuba, sin escalas y la  segunda etapa, Cuba-México.

En ese momento iba a ser la distancia más larga recorrida en una aeronave sobre el mar – 6,000 kilómetros-. Otro de los riesgos de la hazaña era que por primera vez se hacía un viaje directo de un continente hasta una isla. No había espacio para el más mínimo fallo de navegación. A pesar de esto, el peligro no dejaba de estar latente: primero por tener un solo motor y segundo porque un mínimo desvío malgastaría el combustible y haría imposible el aterrizaje en tierra.

Cuentan que entraron por la antigua provincia de Oriente y se guiaron por la línea del ferrocarril central, el sistema de comunicación entre las estaciones y paraderos de trenes mantenía el aviso sobre la ruta de los españoles. El 11 de Junio -casi 40 horas después- llegaban al campo de vuelo de Camagüey, a las 3: 39 de la tarde, una travesía de 2 días y 2 noches. Cientos de personas, acompañados de la prensa los esperaba.

 
La hazaña quedó presente para los camagüeyanos en un monumento recordatorio con los bustos de los audaces pilotos, situados en una céntrica área del famoso Casino Campestre, hermoso parque de la ciudad de Camagüey.

 
El avión llegó en perfectas condiciones, el recibimiento en Camagüey fue  grandioso. La aviación Cubana los ovacionó y galardonó.

En España al conocerse la noticia reinaba el júbilo. Fueron unas horas apasionantes hasta que de nuevo despegaron hacia La Habana. (Aeropuerto de Columbia). Despegaron a las 5:15 p.m., escoltado por cuatro aviones cubanos. Más de diez mil personas recibieron/despidieron, al “Cuatro Vientos” y a su tripulación.
 
 
Una vez en La Habana descansaron y recibieron honores y festejos y se le dio mantenimiento al avión. El 20 de junio salía el “Cuatro Vientos” en la segunda etapa de la travesía, esta vez de tan solo 1,920 kilómetros de la Habana a México, que según los cálculos, les tomaría unas 12 horas.
 
En Camagüey
 
Terminal aérea de Balboa, de México DF, miles de personas los esperaban. A las 11:30 se reportó su paso sobre el aeródromo de Villa Hermosa, Yucatán. Fue la última vez que los vieron..

Imagenes: Aviación Digital Blog
©Para Cjaronu’s Blog – MGuatyMarrero

El Cuatro Vientos, el avión desaparecido




“Cuatro Vientos”,
el avión desaparecido.

Mas de 80 años esperando la verdad

Federico Ayala Sörensen, abc.es

El capitán Mariano Barberán y el teniente Joaquín Collar, asistidos en tierra por el sargento mecánico Modesto Madariaga, partieron el 8 de junio de 1933 del aeródromo de Cuatro Vientos de Madrid hacía el de Tablada en Sevilla.  Desde este aeropuerto, Barberán y Collar salieron a las 4:40 del 10 de junio en el mayor vuelo sin escalas hasta su época (mayor aún que el de Charles Lindbergh): 7.895 kilómetros hasta el aeropuerto de Camagüey, Cuba, donde fueron recibidos por la multitud el 11 de junio a las 20:45 después de 39 horas y 55 minutos de vuelo y 7.895 km.

Allí les recibió también el sargento mecánico Modesto Madariaga, que había partido en barco tras dejar preparado el aparato en Madrid. Tuvo que arreglar el aparato, un Breguet XIX Super Bidón, proyectado y realizado con licencia por Construcciones Aeronaúticas, que conocía a la perfección. Tras entregar a sus compañeros uniformes nuevos, les despidió el día 20 a las 5:52 horas. Partían hacia Ciudad de México para completar su hazaña. Pero nunca llegaron a su destino. Comenzó entonces uno de los grandes misterios de la aviación, no resuelto todavía. Hay dos versiones. La oficial concluyó que el avión se había caído al mar debido al mal tiempo en la zona, según el dictamen de las autoridades mexicanas, aceptadas por España. Otra, más incomoda, se sustenta en pruebas circunstanciales: unas gafas como las de Barberán, dos relojes y algunas medallas y recuerdos encontrados en manos de un indígena de la zona, Bonifacio Carrera. Según esta versión, el avión se habría estrellado y los pilotos sobrevivieron, pero fueron asesinados en algún lugar de la sierra Mazateca. Sus cuerpos nunca han sido encontrados.

El hecho es que ochenta años después se sigue sin conocer qué paso con los tripulantes de un vuelo histórico,   una hazaña de la aviación española, del Ejército del Aire.  Los restos del avión y los cuerpos de los dos pilotos reposan en algún lugar desconocido, esperando que algún día se sepa la verdad.

Fotografía de Martín Vidal.   

21 de julio de 2014

Desde Guáimaro, mensaje del P. Alberto



Desde Guáimaro,
mensaje del Padre Alberto
Equipo:

Ya tenemos echada la placa del patio, lo cual es un gran avance. Yo les agradezco lo que hasta ahora han ayudado y les pido que sigan comprometidos con este proyecto. Sé que han dado de lo que tienen, no de lo que les sobra, y yo valoro mucho esto. A día de hoy la deuda de todo lo que se ha hecho va por los 2500 dólares. Espero que los del almacén diocesano tengan paciencia conmigo.
            
Yo sigo creyendo en el poder de lo pequeño. Lo que cada uno pueda aportar para este proyecto será bueno. Yo les había pedido que se comprometieran con Guáimaro por dos años, pero este tiempo será menor. Seguimos en contacto.           
Como he hecho hasta ahora, por si alguno ha perdido la referencia, vuelvo a poner la dirección de a dónde dirigir cualquier aporte.

Mil gracias por todo. Que el Buen Dios les devuelva siempre el ciento por uno.

P. Alberto.

Cheque o Money Order  a nombre de 
Camagüeyanos Católicos, Inc. Especificando Proyecto Guáimaro.
6800 SW 40th St. Nº 343 Miami, Fl 33155
 
Para cualquier consulta: Escribir a Rafael Ángel a
chafa@comcast.net

11 de julio de 2014

Crónicas caribeñas

Crónicas Caribeñas IX:
Desde Guáimaro, incidencias del día a día de un cura rural

¡Aquí no se rinde nadie!

No hay dudas de que este es el mejor eslogan que ha parido el sistema.

  Estoy muy ilusionado con las construcciones en mi parroquia, y eso es bueno, no las construcciones, sino la ilusión. Ilusionados, hicimos el encofrado y el encabillado del patio, siempre ilusionados con que durante este tiempo aparecería el cemento necesario (240 sacos) para fundir el techo. Primero no había cemento, luego hubo cemento, pero no había bolsas y la fábrica no lo podía envasar. Poco después hubo cemento y bolsas, pero la empresa que le vende a la Iglesia no tenía dinero para comprar. Luego llegó el dinero, pero ya la primera producción la habían vendido a granel y en ese tiempo se rompió la planta que elabora el cemento P350, que es el que se necesita para fundir el hormigón. Y así estuvimos, ininterrumpidamente ilusionados, mientras caían aguaceros copiosos sobre la madera y la cabilla anhelantes de cemento y piedra. Hasta que un día, ya sin uñas, sin paciencia y sin nervios, pero con mucha ilusión, los astros confluyeron y logramos la fundición. Lejos de mí compararme con Juan Pablo II, pero me he permitido robarle uno de sus gestos e inclinarme para besar reverentemente el concreto fresco.

Un pueblo victorioso.

  No hay dudas de que somos un pueblo que sabe poner buena cara al mal tiempo, y no nos rendimos.

 Hace unos días la peluquería de Guáimaro no tenía agua, pero eso no era motivo para no ofrecer el servicio a un pueblo tan aguerrido porque, a ver, ¿es realmente tan incómodo, si quieres darte un tinte en el pelo, aplicarte el tinte y luego envolverte el pelo en una toalla, irte a tu casa, lavarte allí la cabeza y luego regresar a la peluquería para terminar el proceso? Tal vez los noruegos, que son unos flojos, se quejarían, pero para los guaimarenses, que ya le han pegado candela a la ciudad un par de veces en su historia, eso no es nada.

 Y esto sin contar nuestra capacidad ceativa. Hablemos del dentista, por ejemplo. En tiempo atrás no aparecía la sustancia que permite separar los rodetes de cera durante la confección de una prótesis dental. ¿Tendrían que esperar nuestros queridos viejitos sin dientes a que esa sustancia apareciera? Jamás, porque descubrimos, creativamente, que podía usarse la clara del huevo, así que lo único que había que hacer era pedirle a cada paciente que fuera a la consulta con tres huevos. Lo demás, tranquilos, dejen trabajar al dentista.

 Fue muy interesante escuchar todo esto mientras la dentista me reponía un empaste caído. Pero más interesante me resultó saber (una sesión de dentista en la que sólo puedes escuchar da para mucho) que unas estacas de marabú, cuya dureza ya conocemos, cuidadosamente cortadas y ranuradas para que sostuvieran un lazo para asegurarla a la muñeca del portador, eran los instrumentos para las Brigadas de Acción Rápida de la clínica. Yo en realidad no entendí muy bien, porque se supone que las Brigadas de Acción Rápida con movimientos espontáneos del pueblo enardecido que sale al paso de modo voluntario y natural a las manifestaciones en contra del Sistema. Lo único que se me ocurre pensar es que, del mismo modo que somos campeones en creatividad, también lo seamos en previsión y sepamos que, en algún momento alguien dirá o hará algo contra el sacrosanto Sistema, y a esa hora tal vez no aparezca una buena estaca de marabú.

Más creatividad.

  Está visto que al cubano no lo detiene nada ni nadie. Un día estaba fuera de Guáimaro y se me ponchó una goma del carro. Donde estaba sólo había una ponchera particular donde me atendieron de maravilla. El señor infló bien la goma, la metió en agua, localizó el agujero y, ante mi mirada atónita, puso un condón en una pinza, lo metió por el agujero y luego le dio calor. A día de hoy no he vuelto a tener problemas con esa goma.

   Otras veces tenemos que arreglarnos con la falta de espacio, como en uno de los hospitales de Camagüey donde han tenido que poner la consulta de psicología junto a la de urología, separadas ambas consultas por una estupenda cortina. Hombre, estar llorando un duelo mientras se escucha al otro lado de la cortina: “bájese los pantalones”, es un poco incómodo, pero esas cosas se superan.

  A veces no hay modo de ser creativos, pero se mantiene el tipo. Un día fui con unos amigos a comer a una pizzería. La mesa estaba impecablemente puesta con unas hermosas servilletas de tela roja, cosa que me alegró, porque me he acostumbrado a comer con servilleta y no siempre me acuerdo de llevar algo que la sustituya, dado que en Cuba no es un artículo común. Ilusionado (no olvidemos lo importante que es eso aquí), tomé mi flamante servilleta y la coloqué en mi muslo izquierdo, como me han enseñado, hasta que vino la muchacha a hacer el pedido y luego se llevó nuestra orden a la cocina junto con las servilletas, no sin explicarnos amablemente que eran sólo de adorno. Por suerte, la mesa tenía mantel, aunque al final no dejé de sentirme un poco en culpa por usarlo para limpiarme discretamente los dedos.

Creatividad doctrinal.

  Yo creo que este espíritu creativo del cubano es algo que goza de buena salud y que va expandiéndose, llegando incluso al área doctrinal. Así, por ejemplo, encuentras que los niños en la catequesis jamás se dan por vencidos, y que prefieren ensayar su creatividad antes de decir: “ni idea”, lo cual es explicable. Decir: “ni idea” sería rendirse, y ya sabemos que ¡aquí no se rinde nadie!

Así las cosas, preguntas:
-  ¿Con quién estaba casado Abrahán, que no podía tener hijos? 
    Mano levantada rauda y veloz, respuesta pronta y clara:
¡   ¡Con Moisés!

A ver, yo no me considero homófobo, pero confieso que no me hace gracia pensar que nuestro padre en la fe fuera gay. Aún así, no nos rendimos en la enseñanza.

-   A ver, ¿les dice algo el nombre de Sara?
-   Sí, sí –dice una chica- ¡el desierto de Sara!

Evidentemente, un alemán se habría cortado las venas, pero los alemanes también son flojos, como los noruegos. Un cubano persiste.

Tal vez si dejamos reposar un poco la historia sagrada y nos venimos a la actualidad podríamos hacer el proceso de otro modo. Lo intentamos desde otra óptica:

-   A ver, ¿quién fue Madre Teresa?
Mano levantada con el mismo impulso combativo y decidido.
-   ¡Una prisionera del Imperio!

De momento, me sentí noruego.

Terminado el intento de catequesis, celebramos la Misa, a ver si ofreciendo nuestras vidas al Todopoderoso algo cambia. La Misa siempre entraña una solemnidad, aunque sea en un pueblecito pequeño, en los cuales hay que entender a los insoporniños que no paran de correr, hablan, insisten en que la madre salga a esa hora a comprarles un dulce, etc. Claro, a veces la paciencia se me va agotando y entonces digo tímidamente, bajito, suavemente, que por favor, si pudieran controlar a la niña. Claro, como somos un pueblo combativo la madre asume inmediatamente su autoridad, acoge mi petición y truena en medio de la Misa:

-¡Fulanita, o te portas bien o cuando lleguemos a la casa te voy a echar a los puercos!!!

Al final no logro saber si es mejor el remedio o la enfermedad.

De camino a casa.

Luego de una semana de intenso trabajo pastoral, es bueno irse el lunes a casita, a que los papis te malcríen un poco y a desconectar de tanta creatividad. Desde Guáimaro recorro los 80 km que me separan de Camagüey, donde había quedado con mi padre, que tenía que hacer unas gestiones, para luego irnos juntos a Florida, mi pueblo, 40 km más lejos. Paramos un segundo frente a la iglesia de La Merced, para que yo recogiera unas cosas y seguir. Allí ahora está prohibido estacionar, porque han remodelado el área donde está una ceiba centenaria que los expertos han determinado que está “estresada”, (palabras textuales) y, al parecer, que no haya parqueo la desestresa. En fin, que mi papi tuvo la mala suerte de que un policía no entendiera que sólo me estaba esperando, que no tenía intenciones de parquear, y le pidió sus documentos para ponerle una multa. Cuando mi padre le explicó que, simplemente, me estaba esperando, el policía ripostó que mi padre había apagado el motor, y que eso significaba que estaba parqueado, no esperando. Ante esa lógica infalible, mi padre le entregó reverentemente sus documentos.

Pero bien, seguimos sin rendirnos, y el ambiente de casa es relajante: se descansa, comemos algo rico en familia, conversamos, y aunque estoy cansado logro hacer frente a mi sobrino aborrecente, que se pone a dispararme adivinanzas que yo tolero aunque mi deseo es irme a la cama, cosa que tal vez él capta y lo decide a hacer su última intervención de la noche:

-   Tío –me dice- ¿tú conoces a Dionisio?
-   ¿Qué Dionisio, Yilmercito?
-   El que te echó alcohol en el culo.

Lo miro, triunfante, mientras esbozo una medio sonrisa.
-   Yilmercito, ¡eso no rima!
-   ¡Pero ardeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
El se salva de que a esa hora no tengo fuerzas para estrangularlo.

Lo del nombre de mi sobrino no es cuento. Se llama Yilmer. Un día me dice:
-   Tío, ¿tú sabías que a mí me iban a poner Carlos Alberto?
-   ¿Y por qué no te lo pusieron?
-   Por mi padre.
-   ¿Tú sabes lo que significa Carlos?
-   No.
-   Significa “varón”.
-   ¿Y Alberto?
-   “Grande por su nobleza”.
Hace silencio, medita, y de momento dice:

-   ¿Así que yo me iba a llamar un “varón grande por su nobleza” y me llamo Yilmer?
No habló más en un buen rato, yo creo que se me deprimió un poco el chico.

Aún así, tiene un buen historial de intervenciones familiares, lo cual hizo que toda la familia se planteara hablar con el director de la última obra de teatro que han hecho en la iglesia donde mi sobrino hace de san Esteban y muere apedreado. Toda la familia quería participar en ese momento de la obra, convencidos de que sería un momento de una actuación con mucho realismo, pero hemos pensado que el director de la obra se va a oponer.

Eso de los hijos y los sobrinos es complicado, porque en realidad, cuando empiezan a crecer, nunca sabes con qué te van a salir.

En estos días nos pusimos todos a disfrutar de la inauguración del mundial de futbol. ¿Qué momento mejor para estar en familia? Todo bien, agradable, sereno, hasta que en medio del hermoso ambiente familiar se escuchó la voz de mi sobrina que dijo: “Hay que ver lo bien que está Jennifer López, ¡y eso que tiene la misma edad de mi mamá!!!”

P. Alberto Reyes