su historia
Regino Avilés Marín
El
 Gran Hotel, situado en el centro de la ciudad, otrora Villa Santa María
 del Puerto del Príncipe, Patrimonio cultural de la Humanidad desde el 2
 de febrero de 2010, posee una larga historia que data de principios de 
1826, cuando don Feliciano Carnesoltas compra el solar marcado con el 
número 15 (actual 65) en la calle del Comercio (actual Maceo). 
Carnesoltas en ese tiempo desempeñaba el cargo de alcalde ordinario de 
Puerto Príncipe.
El
 señor alcalde era muy vanidoso, ya que bastó que un vecino suyo 
comprara el solar número 17 de esa misma calle  y comenzara a construir 
un edificio de dos plantas y a su terminación lo inaugurara con una 
peletería llamada "La Principal", para que de inmediato determinara 
construir también otro edificio comercial que aspiraba a convertirlo en 
el más alto de la ciudad, en contraposición de las parroquias de Nuestra
 Señora de la Soledad, erigida en 1701, y la de San Pablo. 
Carnesoltas,
 natural de Cataluña y funcionario del gobierno español, poseía el 
escudo otorgado por su reconocida fidelidad a la Corona.
En
 1828 se hizo construir un edificio de cuatro plantas que durante más de
 un siglo sería el más alto de la ciudad. En dicho edificio ubicó varios
 departamentos comerciales en los bajos, y  los pisos altos los dedicó a
 viviendas rentadas y de forma ocasional alquilaba habitaciones a 
viajeros de paso.
En
 1894 aparece en los archivos el nombre de don Juan Alemañy, quien a 
partir de ese año abrió con nuevos bríos el local, ahora con el nombre 
de Hotel Refrigerador, convertida en residencia de oficiales superiores 
del Ejército Español que operaban en Puerto Príncipe durante la Guerra 
de Independencia. En los bajos funcionaba un expendio de café y se 
encontraban la cocina y el amplio comedor, habilitado con muebles de 
madera preciosa, finamente tallada y barnizada. Otra área la ocupaba 
como oficinas y despacho el batallón de Cazadores Voluntarios de Puerto 
Príncipe. 
Al término de la guerra, en 1898, abandonan la isla los colonialistas españoles,  integrados
 por militares y funcionarios del gobierno, y quedó el hotel 
prácticamente abandonado, siendo utilizado solamente como sastrería en 
algunas áreas de los bajos.
A principios del siglo XX, abrió nuevamente sus puertas con el pomposo nombre de "Gran Hotel"
En 1925 se cierra de nuevo. Las obras de
 reconstrucción y restauración adicionan el quinto piso y el elevador, y
 se trasladan  la cocina y  el comedor al último piso.
En 1938 abre nuevamente sus puertas el flamante Gran Hotel con su fachada restaurada, la que hoy admiramos rejuvenecida.
 
Fuentes:
Sección "Panorama, periódico Adelante.
Marcos Tamames Henderson: De la Plaza de Armas al Parque Agramonte, editorial Ácana, Camagüey, 2003
M.T.H.: La Ciudad como texto cultural, Camagüey: 1514-1837, editorial Ácana, Camagüey, 2005.
Reproducido deBoletín Diocesano Camagüey. 


No hay comentarios:
Publicar un comentario