Camagüey
Dios hizo el mundo en seis
días
que tuviera un Camagüey
y un callejón de alegría.
Surgió así el camagüeyano
y empezó a hacer
callejones,
tomando el barro en sus
manos
hizo también tinajones.
Caray, qué contento estoy
-dijo Dios- y alzó su mano
diciendo al camagüeyano:
camagüeyano, mirá que bo
soi.
(coro) mirá que bo soi,
mirá que bo soi.
Cará, que contento estoy,
mirá que bo soi,
mirá que bo soi...
Camagüeyano... mirá que bo
soi
(y así hasta que se acabe
el guateque).
Humberto Estrada compuso
las anteriores estrofas -con su correspondiente música-dedicadas a la ciudad de
Camagüey, otrora Puerto Príncipe. Gracias Humberto por el envío, porque aunque
sea sin música podemos disfrutar de los versos.
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