La Plazoleta de Bedoya
Ana Dolores García
La plazoleta de Bedoya es una de las
más tradicionales de Camagüey, famosa entre los agramontinos por las fiestas
populares que allí se han celebrado durante más de un siglo de sanjuanes.
Forma parte de los barrios periféricos
del Príncipe, hoy casco histórico, y está situada muy cerca de la Plaza del
Carmen y de la de San Juan de Dios, enclaves del Camagüey turístico
actual.
A la plazoleta de Bedoya la forman la
conjunción de tres calles: Hermanos Agüero, Martí y Honda. Se le conocía de antaño como la plazoleta del
Pozo de Gracias, por encontrarse en ella un pozo que según el decir popular
nunca se secaba. De sus aguas se
abastecían el vecindario y los transeúntes, militares o no, que entraban o
salían de la villa. Pasó luego a llamarse Plaza de Bedoya y no se sabe el
porqué. El historiador Miguel A. Rivas
Agüero, que lo hubo investigado, supone que Bedoya fue tal vez el apellido de
algún bodeguero de la plazoleta. Otros autores especifican aún más y dan nombre
completo al comerciante: Ángel Bedoya.
Contiguo a la plazoleta se encuentra
el callejón más corto de Camagüey con sólo cuatro metros de longitud, cuyo
comienzo fue el patio de una casa. Tan
poca cosa es, que sigue manteniendo su nombre de "Callejón de la
Miseria".
En los archivos de la Iglesia
Parroquial Mayor, hoy Catedral Metropolitana, consta que la Plazoleta de Bedoya
fue ocupada por el pirata inglés Henry Morgan en su incursión del año 1668 a
Puerto Príncipe. Los hombres de Morgan
arribaron a la plazoleta a través de la calle San Diego (Martí) después de
derrotar a los defensores de la villa en
el combate del Paso de Carrasco
sobre el río Tínima. Allí se posesionaron de dos cañones de los príncipeños y
los llevaron hasta la plazoleta de Bedoya, donde los emplazaron. Repusieron
fuerzas y probablemente saciaron su sed con el agua del Pozo de Gracias. Luego
recorrieron la villa y la saquearon, quemaron los archivos de la Parroquial
Mayor y se retiraron cargando con su botín.
Ana Dolores García ©2008
1 comentario:
Me gusta este artículo, especialmente porque es de mi barrio: sólo dos cuadras de mi casa y ya estabas allí. Desgraciadamente ya no puedo preguntarle a mi padre, pero creo que ese callejón de la miseria es el que conocí por callejón de la risa y nuestro poeta nacional Nicolás Guillén pasó parte de su infancia allí y si mal no recuerdo lo menciona en su Elegía Camagüeyana.
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