5 de julio de 2013

Presencia de la Virgen María en los Escudos Camagüeyanos



Presencia de la Virgen María
 en los Escudos Camagüeyanos

Por Héctor Juárez Figueredo.

El 2 de febrero de 1514 se fundó la ciudad de Camagüey (nombre oficial desde 1903). Nació en el Puerto del Príncipe, nombre con el que entonces se conocía la bahía de Nuevitas. Aquel día los vecinos acordaron poner la villa bajo la protección de la Virgen María, pues era el día de La Candelaria. Por eso se la llamó Santa María del Puerto del Príncipe. Y adoptaron su escudo. Era redondo y con una paloma de plata en fondo azul. La paloma, considerada como el ave de Dios, representaba en aquel tiempo al Espíritu Santo, Cristo, la Iglesia y la Virgen María. Los primeros principeños (gentilicio que recibieron luego los pobladores de Puerto Príncipe) proclamarían así la fe  cristiana del naciente poblado, con María santísima como protectora.

Cuatro años más tarde (1518) se modificaba ese escudo. El nuevo diseño tenía dos palomas. De esa manera se aludía a María Santísima de la Candelaria y, por otra parte, se eliminaba cualquier semejanza con el escudo de Sancti Spíritus (con una paloma, por el Espíritu Santo). La pareja de palomas (tórtolas, pichones de paloma o palominos) fue la ofrenda de María y José cuando Jesús fue presentado en el templo (Lc 2, 21-38). Era una alegoría de La Purificación de la Santísima Virgen y La Candelaria (La Fiesta de las Candelas, del latín candela, vela).

Dos siglos más tarde el escudo había evolucionado. En 1780 se le describe, entre otros símbolos, con dos palomas y, en medio de ellas, una mano que portaba un hacha escondida. Sin dudas esa mano era humana y sostenía una vela (candela) o una antorcha. En aquellos tiempos la palabra hacha servía para nombrar un tipo especial de vela. Y asimismo se llamaba hacha a la mecha que se elaboraba con fibras vegetales y sustancias combustibles. Tales mechas eran capaces de resistir la brisa sin apagarse, por lo que se conocían como hachas de viento.  Evidentemente la mano con el  hacha evocaba la solemne procesión del 2 de febrero, importantísima en la vida civil y religiosa del viejo Camagüey. Se había intensificado el empleo de emblemas marianos, en explícita referencia a Nuestra Señora de La Candelaria.

En 1817 se gestionó ante la Corte, en Madrid (España), el otorgamiento a Puerto Príncipe del título de Ciudad. Se hizo necesario proponer un escudo y la villa sugirió el suyo. Enviaron a Madrid la descripción, que fue analizada por don Francisco Doroteo de la Carrera, cronista rey de armas (diseñador de escudos). A dicho señor no le pareció adecuado, según interpretó de lo leído, que las palomas llevaran un hacha ardiendo pendiente de la mano. Debe recordarse que por entonces la palabra mano se usaba también para hacer la referencia a las garras de las aves.

Luego, de la Carrera dibujó un nuevo escudo de armas para la ciudad. En la primera porción (cuartel) de su escudo colocó dos palomas de plata sobre fondo azul, pero ahora cada una sostenía en el pico un hacha de plata, encendida de rojo. Había considerado para ello que las palomas debían conducir de esa forma la antorcha, como hizo la que regresó al arca de Noé trayendo una ramita de olivo en el pico (Gen 8. 10-12). Según él, esas palomas en vuelo representaban amor, pureza, sencillez, fidelidad y, como en Egipto, salud. Y las dos hachas encendidas indicaban paz y ardiente caridad. Ya eran otros los significados oficiales que se daban. Un cronista rey de armas del ilustrado Madrid del siglo 19, sin comprender estos símbolos y con una peculiar visión de lo relativo a los escudos, había despojado a los principeños de dichos simples símbolos, basados en iconogramas cristianos.

El 12 de noviembre de 1817, el rey español Fernando VII firmó en Madrid la Real Célula que concedía a Puerto Príncipe el anhelado título de Ciudad y el derecho  usar ese escudo de armas. Y toda alusión a la Virgen, aquel simbolismo de devota intención en los primeros tiempos, desapareció de los documentos públicos.

En 1889 se pretendió dotar a la ciudad de un nuevo escudo, pero finalmente nunca se hicieron derogaciones y cambios al oficial, que todavía mantienen como propio la ciudad y el municipio de Camagüey. Y en él, integrada a los otros detalles dibujados, está la pareja de palomas.

Reproducido del Boletín Diocesano de Camagüey, Nº 64.

Nota: En el campo derecho del escudo de la ciudad, se representa un lebrel como símbolo de fidelidad.

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