Piratas
en Puerto Príncipe
- Por Héctor Juárez Figueredo
El primer pirata en visitar Camagüey fue el francés Jacques de Sores.
En 1555 rondó por las haciendas de la costa norte donde robó quesos, reses,
tasajo y mujeres. A éstas las abandonó, después de ultrajarlas, en Cayo Coco.
El pirata británico Henry Morgan asaltó y tomó Puerto Príncipe en 1668. Ocupó la plaza de Bedoya y destruyó parte de los archivos de la Iglesia Mayor.
En 1679 Puerto Príncipe fue asaltado nuevamente, en esta ocasión por el pirata francés François de Granmont, quien se hacía llamar Capitán Sonda. Ocupó brevemente la villa e hizo prisioneras a 14 mujeres. Luego se retiró atacado constantemente por los principeños y con gran pérdida de hombres. Al cabo de un mes se marchó de la costa. Había recibido un fuerte rescate por las cautivas, quienes fueron liberadas si daño alguno.
Otro pirata francés fue visita de Puerto Principe, pero esta vez en calidad de prisionero. Fue el popular Jean Lafitte, apodado «el pirata del Golfo»: pirata y traficante de esclavos antes de convertirse en influyente empresario de Nueva Orleáns. En los tiempos en que ejercitaba la piratería por todo el Caribe, se dice que en año 1822, fue atacado por otro corsario o algún barco inglés en las cercanías de la costa sur de Cuba. Habiendo perdido su nave y encontrándose mal herido, se refugió en Santa Cruz del Sur.
Fue apresado por los españoles y llevado como prisionero a Puerto Príncipe, donde fue internado en el Hospital de San Juan de Dios debido al estado deplorable que presentaba. Caminaba dificultosamente con muletas, pero aprovechando que no le habían asignado custodios se escapó una noche, dejando a sus captores sus muletas como recuerdo.
Se estableció en la zona de Nuevitas, desde donde continuó en
sus actividades de traficante de esclavos. Hay varias versiones sobre su muerte
y sobre la fecha de la misma. Una de ellas cuenta que fue asesinado a puñaladas
por uno de sus secuaces en el año 1825 ó 26 en uno de sus barcos frente a la
costa norte cubana, durante una reyerta por la distribución de las utilidades
de un desembarco clandestino de esclavos.
Héctor Juárez Figueredo
Boletín Diocesano Nº 63
Camagüey, 20 de enero de 2004
Ilustración: Google
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