Proyecto
de un Santuario Nacional a la Divina Misericordia en Cuba
Llega desde Camagüey el presente correo electrónico del Pbro. Iván Rodríguez Jervey, Coordinador General del Apostolado de la Misericordia en Cuba, en el que informa sobre el proyecto de la creación de un Santuario Nacional de la Divina Misericordia, e invita a la diáspora a unirse a los fieles de Cuba para reunir los fondos necesarios para ello. Estas páginas reproducen enteramente dicho mensaje y se unen a tan encomiable campaña.
Para
el proyecto se proponen reconstruir el templo y convento de las Siervas
de María en el Rpto. Garrido en Camagüey, confiscado por el gobierno
castrista en los primeros años de su arribo al poder. Tanto el templo
como el convento han sido utilizados como gimnasio por más de medio
siglo, y se encuentran en un deplorable estado de deterioro general.
Queridos
hermanos en la fe, permítanme presentarme: Soy sacerdote de la
Arquidiócesis de Camagüey, Cuba, donde ejerzo mi ministerio animando
espiritualmente desde el año 2000 a todo el Apostolado de la
Misericordia en el país, sin duda alguna una misión demasiado grande
que no sería posible sin la ayuda y colaboración de equipos de laicos
que a lo largo de la isla colaboran celosamente para que la Obra de la
Misericordia se esparza con todo su vigor y fortaleza espiritual en una
realidad que es bien difícil.
Todo
ese trabajo lo hemos realizado sin contar con un templo, lo cual
significaba una dificultad; después de muchos años de orar, esperar
pacientemente y solicitar insistentemente a las instancias del gobierno
de Cuba, el 15 de septiembre de este año 2013, nos notificaron que nos
devolverían un templo en la ciudad de Camagüey, de los que fueron
expropiados a la Iglesia en los inicios de la revolución. Dicho templo
fue convertido en un gimnasio deportivo, razón que agravó el estado del
edificio por el deterioro progresivo del mal uso para el cual fue tomado
involuntariamente.
El
arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García, nos entregó dicho edificio
con la finalidad de convertirlo en Santuario a la Divina Misericordia,
sin duda un lugar especial de gracia para toda la Isla, pues es justo en
Camagüey donde vivirán las monjitas de la Misericordia de Polonia y es
en esa misma provincia donde está la sede nacional de ese grupo
apostólico que desarrolla toda su misión en la Iglesia cubana. Por esa
razón tocamos a su puerta pidiendo la colaboración para restaurar este
antiguo templo, antes dañado y ultrajado en su sentido sagrado, al que
ahora queremos devolverle ese sentido para el cual fue levantado,
justamente para alabar a Dios y recibir su gracia.
Sin
duda erigir un Santuario a la Divina Misericordia es abrir un manantial
de gracia y bendiciones, pues en este tiempo es cuando debemos implorar
a Dios su ternura, que es su misericordia, para que sane nuestras
miserias; este es el sentido profundo de restaurar ese templo dañado, un
signo de esperanza y consuelo divino.
Por
eso levantar este templo no fue un sueño imposible, porque para Dios
nada hay imposible; fue y es un sueño que alienta nuestros corazones
especialmente para aquellos que buscan sentir la mano misericordiosa de
Dios. Por esta razón quiero pedirles, aun en medio de las limitaciones
de cada uno, que nos ayuden para que entre todos podamos reconstruir
este sueño de sanación, que es levantar un templo a la Divina
Misericordia en Cuba. La cantidad no es lo que importa. Lo que importa
es la generosidad de corazón para con Dios, como dice el salmo: "Cómo
pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho". Por esto digo que lo más
importante es la generosidad del corazón, no tanto la cantidad.
Agradeciendo
su apoyo a este sueño de la Iglesia y de todos los Apóstoles de la
Misericordia en Cuba, e implorando de Dios, rico en Misericordia, la
bendición para todos ustedes y sus familiares,
Padre Iván E. Rodríguez Jervey,
Director Espiritual y Coordinador General del Apostolado de la Misericordia en Cuba.
Para cualquier donación:
OPUS SANTA FAUSTINA CORP.
Bank of America
Número de Ruta: 063100277
Número de Cuenta: 2290 5026 3775
Remitido por Marta Carbonell
No hay comentarios:
Publicar un comentario