Dolores Betancourt y Agramonte
Dra. Isabel Hernández Rivas
Dolores Betancourt y Agramonte, descendiente de antiguas familias, de las mas
acaudaladas y distinguidas del legendario Puerto Príncipe, era hija, en
segundas nupcias, del Licenciado Don Tomas Pío Betancourt y Sánchez
Pereira, abogado, naturalista y primer historiador que tuvo el Camagüey y
de su prima Mercedes Agramonte y Sánchez Pereira. Nació en Puerto
Príncipe el quince de marzo de 1856 en la calle San Francisco (hoy
Luaces) No. 1
Después
de estallar la guerra de 1868, emigró a Estados Unidos con su madre
-que ya había enviudado- y otros familiares. Allí, años mas tarde, en
1873, supo de la muerte en combate por la independencia de Cuba, de su
primo, el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, de sólo 32 años.
Ella
era entonces una adolescente. Su vida transcurrió en el extranjero, en
constantes viajes entre Estados Unidos y Europa y visitas a Camagüey.
Sus más allegados la llamaban Lola, y por el pueblo recibía,
indistintamente, los apelativos de Doña Lola, Doña Lolita y "Medio
Millón", aunque, ciertamente, poseía mucho más: era la dama más
adinerada de Camagüey y una de las mas ricas de Cuba. Su fortuna la
constituyeron diversas herencias recibidas.
Dolores Betancourt, quien era profundamente católica, puso su fortuna al
servicio de la Iglesia y de las clases pobres. Fue en Camagüey donde se
hicieron más patentes que en otra parte sus muchas obras de caridad.
Repartía su dinero a los humildes; ayudaba a familias necesitadas, para
lo cual tenia a su servicio a personas que le informaban sobre esos
casos y, a través de ellas, les hacia llegar frecuentes donativos.
En
1905, hizo erigir un busto al Padre Valencia en el patio-jardín central
de la ermita de San Lázaro. El 7 de noviembre de 1906, un incendio
destruyó el altar de plata y numerosos objetos de la iglesia del
Convento de la Merced; en 1910, ella le donó el actual Altar Mayor de
puro estilo gótico, de cedro sobredorado, levantado sobre rica base de
mármol, y que costó entre $16,000 y $20,000.
Una de sus obras más importantes fue la edificación del templo
neogótico del Sagrado Corazón de Jesús, a cuya inauguración asistió el
21 de mayo de 1920, y el cual fue donado en usufructo a las Escuelas
Pías. Construido con arreglo a un proyecto del arquitecto español Don
Augusto Font y Carreras, con capacidad para 1,500 personas, pero donde
podían caber hasta 2,000 entre nave, presbiterio, capillas y coro, en
casos de gran aglomeración de público, es una joya arquitectónica de la
ciudad. Consta de una sola nave con capillas laterales emplazadas entre
dos contrafuertes y posee 26 ventanas ojivales en todos los tramos y en
los lados del ábside, cubiertas de vidrieras policromadas, protegidas
por cristales gruesos, fabricadas en Alemania, y que representan los
Misterios dolorosos, gozosos y gloriosos del Rosario.
El Altar Mayor y
los dos laterales, el púlpito, las barandas del presbiterio y del
comulgatorio y las cuatro pilas de agua bendita fueron todos construidos
de mármol blanco de Carrara, fabricados en Piedra Santa, Italia. Dignos
remates de la obra eran el reloj con su campana, el juego de tres
campanas armónicas y los catorce cuadros del Vía Crucis, todos ellos
construidos en los Estados Unidos.
El 31 de julio de 1916, Dolores Betancourt otorgó testamento en Nueva York. Dejaba por ejecutor o albacea a su primo el Licenciado Francisco Agramonte y Ávila. Declaraba, en primer término, que «creia en todo lo que enseñaba y confesaba la Santa Madre Iglesia Católica, bajo cuya fe había nacido, vivido y pensaba continuar hasta morir» (sic). Donaba grandes sumas al Asilo San Juan Nepomuceno para niñas huérfanas y pobres; a la Congregación de las Siervas de María; a las Asociaciones de Señoras y Caballeros de San Vicente de Paúl, consagradas a obras de caridad entre los necesitados; al antiguo Hospital San Lázaro, entonces ya convertido en asilo para ancianos, así como para la reedificación de la iglesia de San José en el reparto La Vigía, la cual se reconstruyó también en estilo neogótico y fue inaugurada el 31 de mayo de 1936, en la Avenida de los Mártires.
De
un remanente del dinero legado a la edificación de dicho templo, fue
posible construir la capilla de San José -en la calle de igual nombre- e
inaugurada el 28 de agosto de 1938. Además, otorgaba grandes sumas para
la construcción de dos colegios, uno para niños y otro para niñas
pobres de la ciudad y sus alrededores.
En
la 25ª cláusula, encargaba a su albacea que, tanto la iglesia que
estaba por inaugurarse, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, como la de
San José, no se dedicaran, en ningún tiempo ni por ningún motivo, sino
al culto católico, e igual recomendación le hacia respecto a los
colegios que se proponía instalar, para que, por ningún motivo, se
impartiese educación laica ni se enseñara en ellos otra religión que no
fuese la católica. Especialmente le encarecía que, en ese punto, no se
alterase su voluntad.
En
1918, la ilustre benefactora volvió a establecerse en Cuba, donde
alternaba temporadas entre La Habana y Camagüey y cortos viajes al
extranjero. El primero de febrero de 1921, retornó a su ciudad natal, en
la cual falleció repentinamente, en su casa paterna, en la madrugada
del 25 de abril. Ante su cadáver, los sacerdotes Bonet, Felipe de la
Cruz y Monseñor Basaldúa -quien era Gobernador Eclesiástico- oficiaron
las tres misas que ella pedía en su testamento. Aunque en éste expuso
sus deseos de tener unos funerales modestos, ello resultó obviamente
imposible por el respeto, la admiración y el cariño que había sabido
ganarse. La agencia de pompas fúnebres "Bueno, Toledo y González" se
encargó de las exequias.
Sus
restos yacían en lujoso ataúd de bronce acabado en mate oscuro,
imitando nogal, con las esquinas artísticamente ornamentadas y en la
cubierta, tres únicas piezas: una flor de lis, una placa con su nombre y
fecha de fallecimiento y un Cristo macizo, de grandes dimensiones, todo
de plata bruñida.
Desde
que se supo su muerte, comenzaron a desfilar ante el féretro multitudes
de personas de todas las clases sociales. Su entierro fue el 26, a las
nueve de la mañana. La carroza mortuoria, la "Santa Lucia", llevaba el
tiro más grande que solía usarse en ese tipo de servicio fúnebre de la
época: seis parejas de caballos, postillón, pajes y seis conductores.
Abrió la marcha la banda municipal y la seguían la Cruz Alta, las niñas
del Asilo San Juan Nepomuceno, Las Hermanas de los Pobres, los alumnos
de las Escuelas Pías, el Clero con música de capilla, los Padres
Escolapios y los Carmelitas. En el nutrido acompañamiento, figuraban el
Alcalde Municipal, el Cónsul de España, el General Lope Recio Loynaz, el
jefe de la Policia, familiares de la difunta y una gran representación
de la sociedad camagüeyana.
Todas las calles del trayecto que recorrió
el cortejo -Luaces, Plaza del Padre Trias, Marti, Cisneros y Cristo-
hasta el cementerio general se vieron atestadas de público. A su paso
por delante del templo de El Sagrado Corazón y de la iglesia del Santo
Cristo del Buen Viaje, a la entrada del cementerio, el desfile se detuvo
y el Clero entonó sentidos responsos.
El
27 de febrero de 1922, el Ayuntamiento de Camagüey, reunido en sesión
ordinaria, acordó variar el nombre de Calle de la Glorieta, del Reparto
La Caridad, por el de Calle Dolores Betancourt, puesta la Cámara de pie,
en demostración de respeto y de veneración a la ilustre camagüeyana
fallecida.
El
14 de octubre de 1931, sus restos fueron trasladados al templo de El
Sagrado Corazón, donde aun reposan. EI séquito fue presidido por el Sr.
Obispo Monseñor Enrique Pérez Serantes. El Rector de los Padres
Escolapios pronunció la Oracion Sagrada y Monseñor Manuel Arteaga y
Betancourt -entonces Provisor y Proto-Notario del Arzobispado de La
Habana- hizo el elogio fúnebre. En la solemne ceremonia, se develó una
tarja de mármol, donada por la prima de la extinta, la Srta. Altagracia
Agramonte y Ávila, con el siguiente epitafio:
"DOLORES
BETANCOURT AGRAMONTE, que hizo partícipe de su fortuna a los
necesitados. Erigió templos para la propagación de la fe Católica y legó
sus bienes para dar asilo y educación a los huérfanos".
** La Dra. Isabel Hernández Rivas es una dentista cubana radicada en Caracas, Venezuela.
Nota adicional:
La señorita Betancourt Agramonte falleció en Camagüey el día 25 de
abril de 1921 y su albacea, el Lcdo. Don Francisco Agramonte dio
comienzo enseguida a las obras de construcción de un gran colegio de
Artes y Oficios para varones, ya que, la casa solariega de la familia
Agramonte que ocupa toda una manzana de las calles Plaza de Pablo Trías,
Luaces, República y Martí, era la dedicada para las niñas. Las obras
fueron suspendidas en virtud de un juicio declarativo de mayor cuantía
que sobre nulidad de testamento que promovieron en el juzgado de Primera
Instancia de Camagüey algunos herederos inconformes con los legados
que les había dejado la testadora en su disposición testamentaria,
pedían la nulidad del testamento, pues la herencia era cuantiosa.
Reunido
el Patronato, que según la testadora, sería integrado por el señor
Obispo de la Diócesis, el Presidente de la Audiencia Provincial y los
respectivos superiores de los PP Salesianos y Hnas. de la Orden, fue
designado para la defensa de la Fundación el que fuera eminente letrado,
gloria del foro de Cuba, Dr. Manuel Dorta Duque, Catedrático de Derecho
Hipotecario de la Universidad de La Habana.
La
cooperación que tuvo el Dr. Dorta Duque por parte del R.P. Felipe de la
Cruz fue muy activa y eficaz, al extremo que en cierta ocasión del
proceso, los herederos de la testadora obtuvieron de un juez venal que
dispusiera fueran traídos a Camagüey los bonos de los Estados Unidos que
se hallaban depositados en un Banco de New York, y el Padre Felipe
obtuvo la negativa del Banco de entregar esos bonos, gestión que le
llevó varios días en la Babel de Hierro.
El
juicio tardó mucho tiempo en su tramitación pero en las tres
instancias, obtuvo sentencia favorable el Dr. Dorta Duque, recibiendo
con ello un gran triunfo jurídico que le valió una condecoración de la
Santa Sede, la Cruz Pro Eclesia et Pontifice.
Las
obras fueron reanudadas y el Padre Felipe trabajó personalmente en ella
como un simple peon. El Ayuntamiento de Camagüey lo nombró "Hijo
Adoptivo" de la ciudad y dio su esclarecido nombre a una de las calles
que dan acceso a la Escuela de Artes y Oficios que lleva el nombre de la
Señorita Dolores Betancourt Agramonte.
(Segmento
tomado de un artículo sobre El Santuario de Nuestra Sra. de la Caridad
del Cobre de Camagüey, de Alfredo Correoso Quesada, aparecido en "El
Camagüeyano", Miami, Fl.)
2 comentarios:
Maravillosa crónica que cubre la deuda que los camagueyanos y cubanos tenemos con la Señorita Dolores Betancout y Agramonte. Las grandes edificaciones del Camaguey, que ostentamos con orgullo nacieron de su empeño. Tenemos que trabajar mucho porque su lugar se recuerde y recponozca. la propia Iglesia Católica camagueyana, apenas conmmemora sus fechas. Creo que debe ser una obligación de ella el divulgar su vida, obra y rendirle tributo, aunque sea con una Misa anual. Dr. Antonio J. Aiello
I am a direct relative of Delores "Medio Million" Betancourt. My name is Alcibiades Betancourt Jr. I was born in Camaguey, Cuba in 1959. My father is Alcibiades Enrique "Cuquito" Betancourt, my grandfather is Alvaro Julian Betancourt. My father has two siblings: Alvaro Antonio Betancourt and Ana Gloria Betancourt...all born and raised in Camaguey, Cuba. Funny thing: My father and his brother received a letter in the 1960's from an attorney in New York stating that he had been looking for my father and his brother for quite sometime once he learned that they have been living in the USA since they fled Cuba in the early 1960's. The letter stated that there is an inheritance that could ONLY be claimed by the direct descendants of Delores "Medio Million" Betancourt. Those descendants were my dad and his brother. Sadly, my father and his brother thought that letter to be a joke and never followed up on it. I am the LAST remaining direct blood relative of Delores "Medio Million" Betancourt. Is it possible that there may still be an "inheritance" that I may still claim? Thank you if you may be able to help me. I have been searching for my family history for many, many years now. Thank you very much. - Alcibiades Betancourt Jr. BTW: I speak perfect Spanish.
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