Lic
Regino Avilés Marín
En
la barriada del Cristo, en solemne acto en la Ermita del Santo Cristo del Buen
Viaje, el presbítero don Nepomuceno Arango, párroco de la Iglesia Mayor,
bendijo el día 12 de septiembre de 1795 la pila bautismal, y el padre don
Antonio Aguilar y Porro, cura coadjutor, bendijo el pequeño cementerio anexo a
dicho templo, terreno que, a partir del 9 de mayo de 1814, se convertiría en el
Cementerio General de Puerto Príncipe, al prohibirse los enterramientos en los
patios de las iglesias.
Desde
esa fecha, a la ermita se le asignó ayuda de la Parroquial mayor y se le fijó
la demarcación siguiente: “desde el
Hospital Viejo de Mujeres hasta la esquina del solar y casa del presbítero don
domingo Enríquez de Hurtado, que conforma la plazoleta, hasta concluir la calle
y dar con la casa de Gabriel Guerrero y la que sigue de don Nicolás Marín, que
hace esquina y de ésta al callejoncito que va hasta el río y que llaman Paso
real de dicha calle donde vive el Padre Hurtado, tomando el callejón que va a
salir al Pozo de Gracia y de allí hasta la sabana…”, según afirma el
historiador Tomás Pío Betancourt.
La
Plaza del Cristo, luego Parque de Ampudia, más tarde Parque Gonfaus y de nuevo
Parque del Cristo, se colmaba desde principios del siglo XX con motivo de las ferias,
con cantinas y tableros donde se ofrecían las sabrosas empanadillas de harina
de maíz y de Castilla, las típicas rosquitas de catibía, el sabroso pan de
gloria azucarado, el rico dulce de yemas dobles, el clásico ponche de leche con
o sin canela, y todo un gran surtido de frutas cubanas.
Complementaban
esta popular fiesta los bazares y diversos juegos. Alrededor de la plaza se
instalaban los caballitos, se realizaban carreras de saco y con frecuencia se
armaba el circo “La Rosa”.
Aledañas
a la plaza existían fondas de chinos y florerías. Frente a la misma se construyó
un caserón de madera donde se instaló el primitivo “Cine Camagüey”, siendo
destruido totalmente por la furia de los vientos del huracán de 1932.
La
Banda Municipal tocaba puntualmente las retretas todos los domingos en esta
histórica plaza, visita frecuente de Nicolás Guillén en las primeras décadas
del siglo XX, junto a jóvenes amigos del barrio del Cristo.
Lic Regino Avilés Marín
Boletín Diocesano Camagüey, Marzo 2010.
Ilustración: Google.
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