en la Ermita
Ana Dolores García
La
celebración de los camagüeyanos en Miami, el pasado sábado, para conmemorar el Centenario de nuestra Diócesis, fue bien
emotiva. La Ermita de la Caridad a tope participando todos con mucho
fervor en la Eucaristía presidida por Mons. José Grau. Antes de empezar
la Misa, era tal el barullo del entusiasmo que ni siquiera podía
escucharse la voz de la monitora, la señora Noelia Ferrer, pidiendo
silencio para dar comienzo a la Eucaristía. Tuvo que ir en su auxilio la
potente voz de Andrés Trujillo, que sí logró hacer cesar el parloteo….
No podíamos dejar de mostrar nuestra idiosincracia cubana, pero la Misa,
repito, fue muy emotiva, participada devotamente por todos los
presentes.
Mons.
Grau comenzó su homilía con un breve recuento de la historia diocesana y
de los cuatro obispos que sucesivamente fueron sus pastores hasta el
actual arzobispo Mons. Juan García Rodríguez. Nuestra presencia, lo
decía luego en sus palabras, demostraba ese amor que siempre los
camagüeyanos hemos demostrado a nuestra Patrona y a nuestra Iglesia
local, pero que también significaba algo mas: nuestra solidaridad con
los hermanos en Cuba que no cesan de profundizar en la fe, para lo cual
reparan templos y levantan -con igual tesón que sacrificio- casas de
misión en barrios periféricos y rurales.
Concelebró
la Misa, para sorpresa de la gran mayoría de los presentes, un joven
sacerdote camagüeyano, el P. Jorge Rojas SJ, que acaba de ser destinado
al colegio de Belén en Miami, y quien, para reafirmar su condición
agramontina, fue ordenado sacerdote en la Iglesia de la Soledad, de la
que es párroco Mons. Grau. La música y cantos fueron animados por
Andrés Trujillo.
Proclamaron
las Lecturas Ramón Ramos y Toñin Señas. El Salmo Responsorial lo
dirigió el yerno de Carmen Bango. Nuestro diácono Pablito Fernández
leyó el Evangelio y Noelia Ferrer dirigió las plegarias de la Oración
de los Fieles.
Se
encargaron de portar las ofrendas hasta el altar Rafael Ángel Quevedo y
su esposa Sonia y, antes de concluir la Misa, Lorenzo Ferrer anunció la
presentación a la Candelaria de tres símbolos de estos 100 años: Fe,
la Esperanza y la Caridad: presididos por el escudo de nuestra ciudad de
Camagüey; representando la FE entró con un gran rosario confeccionado
por Julito Rodríguez en Camaguey con barro del terruño , portado por
Margarita Collante, hermana de nuestro Arzobispo Mons. Juan García
Rodríguez. Seguidamente qué mejor símbolo de la CARIDAD en Camagüey que
el edificio de San Juan de Dios pintado en un gran óleo por Rosa de
Varona y presentado por Vicente Tomé y sus esposa. Finalmente Lorenzo Ferrer compartió que la Esperanza no iba a ser traida como un símbolo, sino una realidad: "somos
todos nosotros presente aquí hoy en los que el Señor ha puesto su
esperanza para llevarlo a todos los hombres, donde quiera que se
encuentren".
El
compartir en hermandad y la animación continuaron posteriormente en el
Salón P.Félix Varela, contiguo a la Ermita, donde a más de un espléndido
piscolabis de bocadillos cubanos, -desde croqueticas y papas rellenas a
los infaltables pastelitos de guayaba- (gracias a la gentileza de
Pancho Peláez y Rafael A. Quevedo), disfrutamos nuevamente de las amenas
ocurrencias de Mons. Grau y de la proyección de parte de dos videos
enviados por Osvaldo Gallardo desde Camagüey: la Misa 100 Aniversario al
aire libre en la Plaza de la Caridad, y La Gala en el Teatro Principal
de la ciudad, donde participaron solistas y grupos musicales y la
Escuela de Ballet Vicentina de la Torre con la representación del Padre
Nuestro y del Via Crucis.
Copia del video fue distribuída entre las familias presentes. LLegó el momento de la despedida. Cada
uno llevábamos a casa la emoción del momento vivido y el mensaje de Fe,
Esperanza y Caridad que durante 100 años la diócesis de Camagüey ha
sembrado en el corazón de todos nosotros.
Mi agradecimiento a Ramón H. Ramos y a Lorenzo Ferrer por su colaboración para esta reseña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario