Hacia
el Quinto Centenario:
De los habitantes aborígenes del
Camagüey
Según Tomás
Pío Betancourt,
uno de los primeros historiadores del Camagüey,
en su libro "Historia de Puerto Príncipe"
uno de los primeros historiadores del Camagüey,
en su libro "Historia de Puerto Príncipe"
Los
indios habitantes de esta provincia eran de color semejante al del cobre
rojo, sus cabellos negros, groseros y
lacios, no tenían barba ni vellos en ninguna parte, sus cuerpos bien
contorneados, talla alta, muy recta y
bien proporcionada, sus facciones regulares, muy débiles, delicados y poco a
propósito para los trabajos de la agricultura, hablaban la lengua de los Lucayos, se alimentaban de guaniquinajes, hutías, casabes, yucas
asadas y cocidas, maíz cocido, tostado ó hecho polentas, de arañas grandes, de
unos gusanos blancos que se crían en maderos podridos, de peces ..
Andaban
desnudos pues aún que sabían hilar el algodón y tenían grande abundancia de él,
tanto que en una sola casa hallaron más de 12,500 libras bien hilado, solo le
servía para hacer sus redes, hamacas y enaguas de mujer, que son los delantales
con que se cubren las indias. Criaban aves domésticas.
Las
casas que habitaban eran de maderos cubiertos de paja y á modo de pabellón con
garita encima que llamaban caney, ó
elípticas como en el día se ven en Cubitas, ó cuadrilátera que entónces se
decían bohíos. En cada casa habitaba
todo un linaje. Por lo regular las poblaciones tenían cinco ó seis casas y se halló una sola en esta provincia de
cincuenta.
Usaban
por adorno unas guirnaldas que se ponían en la cabeza compuestas de huesos de
pez que llamaban aguja. También
usaban penachos y plumas en la cabeza y se pintaban con tierra colorada ó bija.
Tenían
hamacas que les servían de cama, unos asientos que llamaban duchi, que eran de una pieza y semejaban
un animal de brazos y piés cortos, la cola algo levantada y la cabeza con ojos
y orejas de oro. Muñoz llama duchos a
dichos asientos. D. Pedro del Prado y Prado, en su libro genealógico de las
familias del Bayamo, escrito en el año 1775, llamó dujo a uno de estos asientos que existía en poder de doña Concepción
Guerra y que había pertenecido al Cacique
del Bayamo.
Tenían
cestos paja que llamaban jabas. Les
servían de escudillas unas basías que
llamaban hibuelas, y calabazos que
cargaban agua. Supuestos que comían la yuca cocida y el maíz hecho polentas,
debían tener en que cocer las poliadas
y la yuca. También debieron tener burenes
puesto que hacían casabe, pero de nada de esto hay noticias.
Agricultura
Cultivaban
la yuca, unos frigoles de color
leonado ó morado oscuro parecidos a los altramuces, los ajes que son varias especies, ñames, las patata que son los buniatos y el maíz. El algodón era
silvestre. Parece cultivaban el tabaco, pues según dice Muñoz en el lugar
citado, los indios ya lo usaban en forma de cigarros que llamaban tabacos.
Caza
Cazaban
hutías, guaniquinajes, que eran unos cuadrúpedos del tamaño de perrillos
caseos, cuya casta se ha extinguido con la venida de los cerdos de Europa. La
iguana, que es un reptil á manera de lagartos, era una de sus mejores cazas.
Cogían
los pericos y papagayos subiendo á un árbol un niño de diez á doce años con un
papagayo vivo. Cubrían de yerba ó paja al niño que hacía gritar al papagayo que
tenía en las manos, y al momento acudían los otros á los gritos y se posaban en
el árbol. Entónces el niño con una varita en cuyo extremo había un lazo corredizo
los enlazaba por el pescuezo, y de este modo podía matar cuantos quería.
También
cazaban otras aves que vuelan contra el suelo, los indios las llamaban bambiallas,
las alcanzaban corriendo, son muy sabrosas. Estas aves deben ser pichones de flamencos,
que hacen el caldo amarillo, se cogen á carrera y son muy gordos y sabrosos.
Los
indios de esta isla no hacían uso de flechas para cazar ni tenían otras armas
que lanzas y macanas.
Pesca
En
las islas que el Almirante llamó Jardin de la Reina, halló Colon pescadores que
además de pescar con redes, anzuelos y arpones de huesos, pescaban con un pez que
los naturales llamaban guaycan y los españoles reversos: es una
especie de rémora que tiene en la cabeza, nó en el vientre, según erróneamente
lo dice Herrera, cierta aspereza; á estos peces atados por la cola los echaban
al mar y ellos iban á pegarse a los peces grandes; en conociendo el pescador
que habían pegado tiraba de la cuerda y sacaba á ambos peces, como lo vieron
Colon y su tripulación en una tortuga que a su vista pescaron y tenía el pez
pegado al pescuezo, que es redondo regularmente, se pegan para que los muerdan
y de este modo los he visto yo, habla D. Fernando Colon, pegarse á grandes
tiburones. A estas pescas iban en canoas
que ahuecaban con pedernales, y las había tan grandes que podían caber ciento
cincuenta personas en ellas.
En
estas pesquerías y siempre que tenían necesidad de fuego, lo encendían con dos
maderos, uno de los cuales tenía un hoyo en el que se introducía el otro,
frotándolos ambos del mismo modo que se bate el chocolate, hasta que el más
blando de los dos se encendía.
Se ha respetado la ortografía original.
Nota: Todos estos detalles sobre las costumbres de "los Indios del Camagüey", se corresponden exactamente con los contenidos en el libro de Juan Torres Lasqueti, quien a su vez explica su fuente de información: «Tales eran los Indios de esta provincia, según las Décadas de Herrera, citadas en las Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana de donde he tomado las precedentes noticias».
Se ha respetado la ortografía original.
Nota: Todos estos detalles sobre las costumbres de "los Indios del Camagüey", se corresponden exactamente con los contenidos en el libro de Juan Torres Lasqueti, quien a su vez explica su fuente de información: «Tales eran los Indios de esta provincia, según las Décadas de Herrera, citadas en las Memorias de la Sociedad Patriótica de La Habana de donde he tomado las precedentes noticias».
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